Un grupo empresario liderado por el argentino Pablo Peralta llegó a un acuerdo para quedarse con la planta de Mercedes-Benz en la Argentina. La operación incluye el traspaso de la fábrica ubicada en Virrey del Pino, La Matanza, donde hoy se produce el utilitario Sprinter, y la licencia para importar y comercializar los autos de alta gama de la marca alemana.
El grupo comprador está encabezado por Peralta, que es uno de los socios del holding ST, con inversiones en el mundo de las finanzas y los seguros. Peralta es dueño de más de 20 concesionarios a nivel nacional y para el proyecto de Mercedes-Benz acaba de sumar como accionista a Daniel Herrero, el exCEO de Toyota Argentina. Sus planes incluyen mantener la producción de Sprinter y hacer crecer a la marca en el segmento de autos de lujo.
La planta de Virrey del Pino es la primera que la automotriz abrió fuera de Alemania en 1951, hace 74 años. Sin los camiones y chasis de buses que serán fabricados desde 2026 en la fábrica que la nueva división está levantando en Zárate, la planta de La Matanza quedó con una pata menos para continuar caminando. Mercedes-Benz lleva producidas más de 400.000 unidades del Sprinter en Virrey del Pino desde 1996. El modelo se exporta hoy a varios países del continente, incluido Estados Unidos.
El grupo que se quedará con la planta de Mercedes-Benz está encabezado por Pablo Peralta, uno de los socios fundadores del grupo ST. El holding nació en 2003 cuando Peralta se asoció con Roberto Domínguez, otro operador de la city, para comprar el banco BST.
A partir de la primera operación, el grupo fue sumando negocios y marcas dentro del mundo financiera como Orígenes Seguros, Life Seguros GST Capital (leasing), Directo (medios de pago digitales), MegaQM (fondos comunes) y el último gran golpe lo dio hace unos meses cuando se alzó con el negocio local de la aseguradora norteamericana Prudential. Los negocios del grupo está liderados por Isela Costantini, ex número uno de General Motors y Aerolíneas Argentinas.
Por fuera de las inversiones financieras, Peralta además es dueño de concesionarias de autos de las marcas Chevrolet, Peugeot y Geely.
Para el proyecto de Mercedes-Benz, sumó a Daniel Herrero, que trabajó durante 25 años en Toyota Argentina y que entre 2010 y 2022 fue el CEO de la automotriz japonesa en la Argentina. Durante su gestión como presidente, Toyota Argentina concretó un ambicioso proyecto de expansión en su planta de Zárate y se consolidó como una de las compañías líderes del mercado automotriz local.
La venta de la planta de Mercedes-Benz al grupo que lidera Peralta se inscribe dentro de la avanzada de capitales nacionales en el mercado de las fusiones y adquisiciones. Los empresarios locales son los que se muestran más activos a la hora de quedarse con los negocios que las compañías multinacionales ponen en venta.
La lista de operaciones que se concretaron en el último tiempo bajo este esquema de un empresario local comprando la filial local de una multi incluye al Banco Macro, de las familias Brito y Carballo, que se quedó con la filial del brasileño Itaú; y al Galicia -controlado por las familias Escasany, Ayerza y Braun- que pagó US$550 millones para comprar el negocio de HSBC en el país. Por su parte, Molinos Río de la Plata, de la familia Perez Companc, concretó la compra de la marca Sibarita y su planta de pizzas congeladas en Pilar, mientras que la petrolera argentina Pluspetrol desembolsó nada menos que US$1700 millones para quedarse con los activos que la estadounidense ExxonMobil tenía en la Argentina junto con QatarEnergy.
Los empresarios argentinos corren con ventaja. La mayor capacidad de adaptación a los cambios y la velocidad para anticiparse a lo que puede venir en materia macroeconómica los posiciona claramente por delante de los ejecutivos de las multinacionales, que antes de definir cualquier paso, enfrentan la difícil tarea de explicar a sus casas matrices los vaivenes de la economía argentina.
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