El sector agropecuario atraviesa un momento complejo debido a la falta de lluvias y las altas temperaturas que afectaron los cultivos desde diciembre pasado hasta la primera quincena de enero. Aunque en los últimos días se registraron algunas precipitaciones en distintas regiones, la situación sigue siendo delicada. Los productores ya advierten sobre pérdidas significativas en el rendimiento de la soja y el maíz, lo que refuerza la importancia de cada milímetro de lluvia para el desarrollo de los cultivos, dado el escaso nivel de reservas hídricas.
Ante este panorama, LA NACION consultó a especialistas en clima para conocer el pronóstico de las próximas semanas. Los expertos indicaron que en el corto plazo no se esperan lluvias significativas y que las temperaturas seguirán en ascenso, lo que podría complicar aún más el estado de los cultivos. Además del impacto en la producción, la falta de lluvias también se sintió en el mercado de granos. En Chicago, por lo que pasa con el clima en el Cono Sur, la soja subió 5,70 dólares por tonelada y la posición marzo cerró en 389,67 dólares por tonelada. El maíz, en tanto, aumentó 4,63 dólares y terminó en 195,66 dólares por tonelada para marzo.
“El periodo que viene en el corto plazo es muy estable, con temperaturas en ascenso, sobre todo el lunes y martes, con temperaturas máximas muy elevadas y mínimas que se mantienen altas. Esta combinación no es favorable para los cultivos, ya que cuando las temperaturas mínimas no descienden, el estrés hídrico aumenta”, explicó el climatólogo Germán Heinzenknecht.
En cuanto a las lluvias, el especialista indicó que “la mejora pluvial comienza entre el miércoles y jueves de la próxima semana, con un incremento en la actividad y la posibilidad de precipitaciones en el sur de Santa Fe, la zona norte de Buenos Aires y el sudeste de Córdoba”.
“Ese frente ya sería un poco más productivo y, a partir de ahí, sin esperar que febrero sea un mes con precipitaciones abundantes, podríamos entrar en una situación más benévola, con lluvias más acordes a la estadística. No obstante, el sistema arrastra un déficit hídrico significativo”, advirtió Heinzenknecht.
El climatólogo señaló que, a pesar de algunas lluvias dispersas en las últimas semanas, “cuando se analiza a gran escala, lo que predomina es el déficit pluvial, lo que se refleja en los niveles de reserva hídrica del suelo”. Aunque mencionó que “en la zona núcleo pueden encontrarse algunas diferencias, la situación general es deficitaria, lo que genera presión sobre el mes de febrero, que comenzará con cinco o seis días de calor intenso y sin lluvias”.
Heinzenknecht recordó que enero cierra con un balance negativo en las principales zonas productivas del país. “La segunda quincena mostró una leve mejora respecto de la primera, que fue muy dura. Prácticamente tuvimos la semana entre las fiestas de fin de año y dos semanas completas sin lluvias en las principales zonas productivas”, afirmó.
Si bien en la tercera semana de enero comenzaron a registrarse algunas precipitaciones, Heinzenknecht aclaró que fueron “en forma muy raleada, con algunos máximos puntuales que no influyen en el análisis a gran escala. Fueron satisfactorias a nivel local, pero no pueden considerarse una tendencia generalizada”.
Sobre la situación específica de algunas regiones, el experto destacó que “en la última semana se registraron algunas recuperaciones importantes en el centro-oeste de Buenos Aires y en la zona norte de La Pampa, como en General Pico, que venía muy castigada. Estas mejoras son necesarias y bienvenidas, pero han llegado tarde”. En tanto, en la zona núcleo del centro-norte de Buenos Aires, “será muy difícil encontrar registros pluviales que alcancen valores normales, de entre 100 y 120 mm de base”.
Según el pronóstico de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se producirá, sobre el final de la etapa que va hasta el 5 de febrero, el paso de un frente de tormenta con precipitaciones de variada intensidad. Se destaca una franja diagonal con aportes muy abundantes que se extenderá desde el NOA, pasando por el nordeste de Cuyo, Córdoba y el norte de Buenos Aires, hasta un amplio foco en la región oriental del Paraguay, el este del Chaco y el norte de la Mesopotamia. Sin embargo, “amplias extensiones quedarán sin aportes adecuados”.
Como se mencionó, esta situación también impacta en los mercados y se evidencia al analizar la explicación de Eugenio Irazuegui, de Zeni, sobre las razones por las que el mercado finalizó en alza.
El analista detalló: “Los modelos meteorológicos coinciden en que la oferta hídrica se tornaría escasa e irregular en el Cono Sur durante los primeros días de febrero. Tanto en el sur de Brasil como en la mayor parte de la Argentina se aguardan lluvias limitadas y temperaturas en ascenso, la combinación típica del fenómeno La Niña”.
“En estas circunstancias, se espera que los cultivos tempranos puedan sufrir un mayor grado de afectación y, en definitiva, pueda traducirse en un nuevo recorte productivo. Recién a partir del cinco y seis de febrero aparecen probables aportes pluviales, que se concentrarían principalmente en la porción este del país”, comentó. “Mientras tanto, el mercado continúa pendiente de posibles movimientos en la política arancelaria estadounidense en la etapa inicial de mandato de Donald Trump”, agregó.
LA NACION
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