quiénes son los ganadores y perdedores del rebote de la actividad


Si bien la economía ya dejó atrás el piso de la recesión, y muestra síntomas de reactivación, todavía se observa una fuerte heterogeneidad sectorial, con claros ganadores y perdedores. En ese marco, los especialistas advierten sobre una posible profundización en el proceso de primarización y se preguntan si las actividades que traccionan el crecimiento son suficientes para mejorar el bienestar de la mayor parte de la población y para absorber los puestos de trabajo que se perdieron en el primer año de Gobierno de Javier Milei.

Un informe de la consultora C-P remarcó que esta tendencia a la primarización se apoya en una recuperación impulsada por «la resiliencia que mostró el sector agropecuario a partir de la superación de la sequía y el dinamismo del sector hidrocarburífero«.

Agro, energía, y sus industrias, los ganadores del modelo

En ese sentido, reflejó que, entre enero y septiembre de 2024 (últimos datos disponibles), solo la categoría «Agricultura, ganadería y sus industrias» tuvo una mayor producción que en el mismo período de 2023 (+19,9%). Dicha mejora fue explicada por la performance de la agricultura y la ganadería. Para las industrias relacionadas al agro se verificó una contracción, aunque se ubicaron entre las divisiones industriales menos afectadas por el modelo libertario.

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Fuente: consultora C-P.

Noelia Abbate, Magíster en Economía Política de la UBA, subrayó en diálogo con Ámbito que los únicos dos rubros industriales que lograron superar el nivel previo a la asunción de Milei como presidente (de acuerdo con datos más recientes del IPI del INDEC) fueron precisamente alimentos y refinación de petróleo, dos actividades exportadoras. Por el contrario, aquellas vinculadas al mercado interno fueron las más rezagadas.

Asimismo, dentro de las categorías que mostraron caídas, la de variación más acotada fue «Recursos Naturales (RRNN) no agro y sus industrias» (-0,6%). Al interior de ella resaltaron incrementos en la producción de petróleo y gas, y en la pesca, aunque no alcanzaron para compensar los derrumbes observados en rubros como la foresto-industria o la petroquímica.

Respecto de la pujante producción hidrocarburífera, C-P sostuvo que se trató de «la continuidad de un proceso de mediano plazo que viene presentando el sector y trasciende las políticas de este Gobierno». Los datos respaldan esta visión: mientras la producción de petróleo viene creciendo de manera constante desde 2017, la de gas lo viene haciendo desde 2014, en ambos casos gracias a la maduración del «shale» en Vaca Muerta, que cuenta con una de las reservas más importantes a nivel mundial.

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Fuente: consultora C-P.

El impulso de los sectores intensivos en recursos naturales permitió amortiguar el deterioro general de la actividad económica. Según C-P, sin ellos la caída hubiera sido de casi 6% al tercer trimestre, y no del 3% como terminó siendo.

Los sectores vinculados al mercado interno, entre los perdedores

Dentro del grupo de los «perdedores» están las «Industrias no intensivas en RRNN», que sufrieron un desplome promedio del 15,5%. Las intensivas en ingeniería fueron las que más cayeron, seguida de la automotriz, las intensivas en trabajo y las metálicas básicas y químicas.

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Fuente: consultora C-P.

La depresión del mercado interno, la ausencia de una política industrial y la creciente apertura comercial configuraron un combo fuertemente negativo para estas actividades.

Por su parte, «Construcción y sus industrias» presentó una caída acumulada del 20,9% al tercer trimestre, fundamentalmente por el ajuste fiscal y la paralización de la obra pública, aunque también afectada por el impacto de la apreciación cambiaria sobre el incremento de sus costos en dólares. Paralelamente, los «Servicios» presentaron un deterioro del 4,8%, causado en su mayor parte por la merma en el comercio.

¿Pueden los sectores ganadores absorber los puestos de trabajo perdidos en la era Milei?

Desde C-P remarcaron que entre las dos categorías más beneficiadas sumaron 7.400 puestos de trabajo anuales al tercer trimestre del año pasado, por lo cual lejos estuvieron de compensar los más de 157.000 empleos que perdieron los sectores que más cayeron. Es aquí donde radica una de las grandes dudas respecto de la sostenibilidad social del modelo.

Tomás Canosa, economista de Fundar, señaló precisamente que el principal debate sobre el modelo de crecimiento que parece estar atravesando la economía argentina es que se sustenta en sectores poco intensivos en la generación de empleo. En paralelo, ve un riesgo preocupante en el hecho de que algunos segmentos industriales que son muy intensivos en la generación de tecnología no puedan sostenerse en un contexto como el actual, que combina apreciación del tipo de cambio con apertura comercial.

Por su parte, Abbate también advierte que el atraso cambiario afecta la rentabilidad de los sectores «ganadores», debido a que encabezan las exportaciones. En materia de encadenamientos productivos y generación de puestos de trabajo indirectos, puntualizó que «el agro y la energía pueden traccionar algunas industrias, por su demanda de maquinaria agrícola o bienes de capital, pero difícilmente puedan ocupar el lugar que ocupan otros entramados productivos, como el metalmecánico, a la hora de la generación de empleo».

«Argentina no tiene la estructura productiva y la geografía como las de Australia, en donde el agro y la minería les permite emplear a gran parte de la población», acotó.

Florencia Fiorentin, economista jefe de la consultora EPyCA, expresó que «desde luego que estos sectores primarios pueden generar derrames aguas arriba y aguas abajo y no necesariamente ser enclaves, funcionando como sectores estratégicos a través de los cuales se plantee una estrategia de crecimiento y desarrollo económico». Sin embargo, alertó que para ello «tiene que haber un plan productivo nacional que promueva esos efectos».

«Sin ese plan serán muy limitados los efectos positivos en el empleo y, de esa manera, no sería sostenible que el crecimiento sea apoyado sólo en los rubros primarios», profundizó.

Mientras el crédito motoriza la reactivación, los salarios le ponen un freno

Vale aclarar, no obstante, que en los últimos meses de 2024 la perspectiva para la actividad económica mejoró tenuemente, fundamentalmente de la mano la desaceleración de la inflación, la calma cambiaria y la circulación de los dólares provenientes del blanqueo, elementos que favorecieron un mayor crédito y una economía más dinámica.

Mientras el crédito emerge como el principal motor de la reactivación, las perspectivas para el consumo son más inciertas ya que, tras algunos meses de recuperación real, los últimos ajustes de salarios se están ubicando casi en línea con los niveles de inflación, por lo cual difícilmente recuperen todo lo perdido durante los últimos años.



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