Por qué se prevé un verano con lluvias menos intensas y más espaciadas

El mes de diciembre se está yendo con la particularidad de haber sido uno de los más templados de los últimos años, incluso con días fríos en gran parte del país. Y ese cambio de temperaturas también podría influenciar en la ausencia de lluvias en el primer tramo del verano, que comenzó hace seis días.

Según se desprende de los datos aportados por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), mientras Argentina transita los últimos días de diciembre, el clima ofrece un panorama caracterizado por estabilidad atmosférica, ligeros cambios en las temperaturas y la promesa de un inicio de enero con más dinamismo climático, pero con lluvias en un nivel por debajo de lo normal, que serán menos abundantes y más espaciadas.

Así, estos días presentan un escenario interesante, donde la transición entre la calma y la inestabilidad plantea interrogantes sobre qué esperar para las primeras jornadas, ya en el nuevo año.

El organismo da cuenta de que la estabilidad atmosférica domina en gran parte del país. Un sistema anticiclónico se impone sobre el centro-este de la región pampeana y la Mesopotamia, garantizando cielos mayormente despejados y condiciones secas. A pesar de la estabilidad predominante, ciertos matices indican que el panorama podría cambiar en los días venideros.

En el NOA, se prevé la reorganización de una zona de baja presión estival típica de la región. Este fenómeno actúa como un motor para la circulación de aire cálido desde los trópicos hacia el centro del país. En combinación con la recuperación de la circulación del noreste, esto no solo incrementará la sensación térmica, sino que también traerá una mayor carga de humedad, perfilando un inicio de enero más cálido y con posibilidad de lluvias dispersas.

El sudeste bonaerense es una de las áreas donde aún persiste la influencia de una zona de baja presión frente a la costa. Este fenómeno genera ingreso de aire desde el sudeste, acompañado de nubes bajas y lloviznas aisladas que han afectado principalmente a los partidos costeros. Estas condiciones, aunque modestas en cuanto a precipitaciones, destacan como excepciones dentro de un escenario marcado por la escasez pluvial en la mayor parte del país.

Por otro lado, el NOA y la franja oeste del país comienzan a mostrar signos de activación. La baja presión estival en el noroeste activa corredores de inestabilidad, favoreciendo chaparrones vespertinos que, aunque localizados, marcan el inicio de un cambio gradual en la dinámica atmosférica.

Si bien la alta presión ha dominado buena parte del mes de diciembre, la escasez de lluvias ha sido una constante. Las pocas precipitaciones registradas se limitaron a zonas específicas como Jujuy, el extremo sur de la Patagonia y algunos sectores costeros del sudeste bonaerense.

La influencia de las perturbaciones atmosféricas sobre el sur de la Patagonia continúa, generando nubosidad baja y tormentas aisladas en la estepa santacruceña, aunque con aportes pluviales muy modestos, menos abundantes y más espaciados.

Pese a la posible inestabilidad, no se espera un descenso marcado de las temperaturas tras el paso frontal. De hecho, el arranque de enero apunta a un incremento térmico, impulsado por la circulación de aire cálido desde el norte. Esto sugiere que las primeras semanas del año podrían estar dominadas por un clima más cálido y húmedo, con un potencial aumento de la actividad convectiva.

Como indicó Infobae días atrás, si bien el inicio de diciembre sorprendió a los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) con temperaturas inusualmente bajas para la época, que alcanzaron valores que se situaron hasta 4 °C, en promedio, por debajo de lo habitual, se espera un aumento considerable de las temperaturas.

Según el SMN, las proyecciones para los próximos meses pronostican un verano que promete ser más caluroso que lo habitual en gran parte del país.

Los comentarios están cerrados.