Platense hizo pata ancha en Liniers, durmió a Vélez en la última y Seba Domínguez suma su segunda derrota desde su llegada al Fortín


Hay muy poco del último campeón, más allá de los fuegos artificiales de la bienvenida y algunos aplausos que se mezclan con los silbidos del final. Por el campo de juego, propio de un picadero. Porque cambió el técnico, se fueron algunas figuras y solo hay espasmos de buen fútbol en los pies dos juveniles, Alvaro Montoro (17 años) y Maximiliano Porcel (19). Porque sus hinchas ya estaban enojados por el arancelamiento de la Platea Sur y aunque acompañaron en el resto de las tribunas, se fueron de peor humor.

Sí, Vélez perdió su segundo partido consecutivo y Platense mostró que no había sido casualidad su gran tarea ante River. Lo pudo ganar con un penal que erró Augusto Lotti, pero lo resolvió en tiempo adicional con el gol de Guido Mainero. Ordenado, duro, dio el gran golpe de la fecha en Liniers, donde el Fortín no perdía hace 19 partidos.

Es imposible analizar el partido sin tener en cuenta el césped, alguna vez objeto de jactancia de producto de la sabiduría del inolvidable Lelo García. Hay que facturar, claro, y los recitales mandan. Sin embargo, es muy difícil pretender un juego fluido entre tantos baches de arena.

La pelota, entonces, pareció apoderada por una liebre. Pegaba saltitos y costó el control para unos y otros. Los habilidosos sacaron algo de ventaja, sobre todo cerca de la media hora, cuando ya habían mecanizado los movimientos. Alvaro Montoro (17 años) -y en menor medida Imanol Machuca- fueron los futbolistas más lucidos de Vélez, que empezó a dominar la escena cerca del cuarto de hora, cuando encontró algunas sociedades por la izquierda.

Platense se sintió más cómodo sobre el desparejo terreno de Liniers. A bordo de un 4-2-3-1 en el que primó la intensidad, la claridad estuvo en los pies de Francisco Zapiola y Vicente Taborda. Tuvo la posibilidad más clara en el último instante del primer tiempo. Entonces, llegó un tiro libre del “10” que Ignacio Vázquez ganó en el cielo del área y su cabezazo se encontró con una notable respuesta de Tomás Marchiori.

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