Nacho Russo, el hijo de Miguel mete los goles que a San Lorenzo le faltan: la rompió en Instituto y ya festeja en Tigre
Algunos ansiosos pretenden hallar figuras cuando apenas se ha completado una fecha del Torneo Apertura, aunque parece muy aventurado sacar conclusiones con tan poco recorrido transitado. Hecha esta aclaración, uno de los hombres que dejó una muy buena impresión en la jornada inaugural del certamen fue Ignacio Russo: el delantero de Tigre y, a la sazón, hijo de Miguel Ángel Russo marcó dos tantos en el duelo que Tigre le ganó 3 a 0 al campeón Vélez.
“Era la mejor película que podía imaginarme y pasó muy rápido”, contó el atacante el jueves, luego de su estreno con la camiseta del conjunto de Victoria. No era para menos: antes de que se cumplieran 10 minutos de uno de los duelos que abrió el torneo, el atacante rosarino de 24 años ya había anotado dos veces.
Primero, con un derechazo cruzado tras un centro desde la izquierda de Nahuel Banegas; luego, sacando provecho de una jugada rocambolesca en el área de Vélez, en la que nadie acababa por despejar ni por acertarle al arco hasta que él intervino.
Tigre es el quinto club al que representa en igual cantidad de temporadas este futbolista que vivió sus primeras experiencias con una pelota en Sirio de su ciudad natal, luego se desempeñó cuatro años en Gimnasia y Esgrima, y se incorporó, con edad de Sexta, a las divisiones inferiores de Rosario Central.
A ese club no solo lo vinculaba su condición de hincha: allí su padre había dirigido en cuatro ciclos y había sido campeón de la Primera B Nacional en 2013 (unos años después volvería y obtendría la Copa de la Liga 2023). Y allí también había jugado y dirigido su padrino, Eduardo Coudet.
Pese al peso que el apellido Russo tiene en el universo canalla, Nacho siempre resaltó que ello no era una carga para él. “No tengo ninguna complicación con eso. Soy uno más de los chicos y no me diferencio del resto por ser ‘el hijo de’, sino que voy, me entreno como todos y hago lo que tengo que hacer. Soy Ignacio, no el hijo de Miguel. Jamás (fue una presión) y tampoco fue distinto en nada, nunca tuve problemas con eso, ni siquiera con los rivales”, aseguró en 2019, cuando tenía 18 años y jugaba en la Reserva que dirigía Cristian González.
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