“Dale, chango, yo lo escribo”, decía sin vacilar cada vez que alguna noticia asomaba en horas inoportunas. Simple, sin rodeos, con un oficio tallado a fuerza de cierres incansables, Juan José Marón, el Chino, como lo conocían todos, dejó su huella en el diario Olé y en la rama gráfica del periodismo deportivo. Tenía 48 años y este jueves, después de darle una valiente batalla a un cáncer maldito, murió. Resulta demasiado complejo no llorarlo. Deja como legado sus textos y los grandes momentos que supo construir con sus colegas y con su familia.
El Chino Marón fue uno de los miembros fundadores de Olé, donde más tarde fue cronista, redactor y editor. Hombre de William Morris y egresado del Círculo de Periodistas Deportivos, era un apasionado del fútbol -lo jugaba tan bien como lo contaba- y de la literatura -estudio Letras-. También era fanático del Pindapoy.
Dueño de una prosa irreverente, comenzó a mostrarse cuando cubrió al Vélez campeón en 1998 con Bielsa como entrenador. Con el Loco supo cultivar, sobre la base del respeto, una relación muy cercana -siempre le pedía que terminara la carrera- .
Más tarde, en 2001, se sumó al grupo que contó la coronación del Racing, su Racing, que con Mostaza Merlo cortó una racha de 35 años sin vueltas olímpicas. Luego se especializó en la Selección, en los tiempos en que Bielsa era el DT. Y fue uno de los referentes en el área de fútbol internacional.
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