Locos por las dos ruedas: la pasión de los fanáticos y las diferentes formas de vivir y disfrutar el Gran Premio de Argentina de MotoGP
Es el último día de la fiesta de las motos en Termas de Río Hondo, Santiago del Estero. Y es la tercera noche en la que la ciudad no duerme. Hace 24 grados y a las 11 las tribunas ya empezaron a llenarse. La carrera de MotoGP era a las 15, pero antes había Moto3 y Moto2.
La gente sabe que después va a ser difícil moverse de la tribuna y aprovecha para llevarse alguna remera, una gorra, un llavero. El merchandising en estos eventos toca fibras sensibles. También, por supuesto, algunos llenan el tanque y se compran una hamburguesa o para en algún stand con sillas y sombrillas, antes de ir a hacerle frente al sol por varias horas.
El público es diverso hay hombres, mujeres, grandes, chicos, familias, amigos. El ambiente es de comunión y mucho más tranquilo que la locura que se vivió cada una de las noches desde el jueves con escapes explotando, motores al corte, derrapes, música a todo lo que da y alcohol por todas partes. En el circuito todos se portan bien y vienen a disfrutar del espectáculo.
Amigos en el trabajo, hermanos en las dos ruedas
Matías Arce (43), un ingeniero civil de Resistencia, Chaco, vino con una pareja de amigos de Corrientes, Alejandro Paredes (43, también ingeniero) y Laura González (44). Vinieron en dos Honda CBR1000. Él trajo a Jazmín (8), la hija de sus amigos como pasajera. Hicieron 650 kilómetros, un viaje largo pero de disfrute para los que llevan la pasión por las dos ruedas en la sangre.
Hasta Jazmín ya heredó de sus papás ese bichito fierrero y corre en cuatriciclo.
“Viene de familia. Y bueno, como dice muchas veces, dios los cria y se juntan. Nos juntamos los dos en la facu, los dos fanáticos de los motores, de los fierros, de las motos y bueno, vinimos para acá. Justamente él se compra la moto a raíz de que yo tenía una para viajar”, dice Matías, que es la tercera vez que viene a ver MotoGP.
De tal palo, tal astilla
Walter (55) y Milagros (19) son padre e hija. Vienen de Ojo de Agua, Santiago del Estero, a 250 kilómetros de Termas de Río Hondo, donde trabajan en el lubricentro familiar. “Nos tocó hacerle el service a un montón de autos y motos que venían para acá”, dicen contentos. Terminaron de trabajar el sábado y, aunque los dos tienen motos, el domingo llegaron en auto para ver la carrera principal. Fanáticos de Honda, desde 2017 vienen todos los años. “Nuestro año gira en torno a esto, en marzo y abril ya sabemos que vamos a viajar”, dice Milagros, que espera que el año que viene la carrera vuelva una vez más.
Este año en particular, Milagros vino a ver el espectáculo de Márquez. “Aunque se cambió de marca yo lo sigo a él”.
Más allá de la carrera, lo que más destaca Walter sobre el MotoGP es el ambiente. “Hay mucha competencia entre las marcas, pero no hay rivalidad. Es compartir. La gente es fanática de la competencia. Disfrutan todos por igual”, expresa.

«Superó mis expectativas»
Maximiliano Villarreal (38) viene por primera vez al MotoGP y lo hizo en auto con su pareja. Tiene un centro de estética automotríz en Jesus María, Córdoba. “Es una locura, superó mis expectativas”, cuenta y dice que es fanático de Ducati, en primer lugar, y ahora con Marc Marquez de piloto, más aun. “Antes lo seguía a Valentino Rossi. Era algo diferente al resto de los pilotos”, asegura.
“A diferencia de lo que hacía en Honda, Marc ahora está un poco más maduro y maneja la carrera de otra forma, más prolija. No es tan arriesgado como las cosas que hacía antes. Yo creo que este año se le va a dar y va a poder volver a ser campeón. Es un fuera de serie”, arriesga.
Para venir acá, Maximiliano y su pareja dejaron a sus hijos al cuidado de su abuela. Se extrañan mutuamente pero dicen que el sacrificio vale la pena. “Esto nos apasiona, pero la familia nos tira”, dice.

Placer y trabajo
Daiana Quintela (29) y Emanuel Funes (30) vienen de La Rioja. Es el tercer MotoGP de él, el primero de ella. Los dos son fanáticos de las motos. Daiana tiene una Honda Wave y Emmanuel una Honda XR300 Tornado. Están juntos hace un año y acá llegaron en auto (seis horas y media de viaje) y producen contenido audiovisual para el sector turístico.
“Es una locura. Sobre todo el ambiente. Hermoso. Muy familiar. Es una locura todo. Desde que estás acá en la pista hasta en la plaza, lo que se vive es muy lindo”, dice Daiana, que es fanática de Marc Marquez. Emanuel, en cambio, hincha por Peco Bagnaia, el compañero de equipo de Marc.

Sobre su experiencia en el tercer Gran Premio de Argentina, Emmanuel ve mejoras respecto a ediciones pasadas: “Termas está un poquito más preparado que antes para un evento tan grande. Hay años anteriores que venía sobre la fecha y no conseguías ni agua fresca. Este año sí ya se consigue, dónde comer, dónde dormir tranquilo. Antes no pasaba, por eso ha cambiado bastante”.
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