Lautaro Martínez cerró el 2024 como más lo necesitaba: cortó su racha sin goles y el Inter le pelea la Serie A al Atalanta

Lautaro Martínez no podía cerrar su 2024 de otra manera si no era con un gol. El delantero del Inter de Milán, héroe con la Selección Argentina en la Copa América de este año, volvió al gol frente al Cagliari después de una racha negativa de ocho partidos en los que no había podido meterla. Su tanto, el 2-0 parcial que luego se estiró a diferencia de tres, sirvió para que el campeón de Italia se mantenga en la pelea por la Serie A con Atalanta, que empató con Lazio, y el Napoli, que este domingo recibe al Venezia.

Fue una victoria práctica y efectiva, que recién reflejó la diferencia en la clasificación en la segunda parte: los 40 puntos del Inter, ganador de cada uno de sus últimos cinco choques en la liga, frente a los 14 del Cagliari, penúltimo, en zona de descenso y con cuatro derrotas consecutivas. El mayor premio para los nerazurros es mantenerse en la parte alta de la tabla, también con Napoli al acecho de la cima.

El gol de Alessandro Bastoni fue oro, ya en el segundo tiempo, en el minuto 53, en una acción extraña. El inesperado desenlace goleador, con el cabezazo sin saltar, bombeado, por encima del arquero rival, cruzado, hacia el otro poste, del central internacional italiano, tras un balón al área de Nicolo Barella que cayó al lado izquierdo de la meta rival, ya desató un triunfo irrebatible.

Simone Scuffet, el arquero del Cagliari, frustró en la primera parte al Inter. No hubo demasiadas ocasiones pero las suficientes para lucirse. Por ejemplo, con una atajada a ras de suelo en la que negó el 0-1 a Marcus Thuram con un potente derechazo. Iban dos minutos y 50 segundos. Después, con otra intervención a media altura a Dumfries. Más tarde, ya al borde del descanso, colocado y atento para repeler el centrado trallazo de Barella.

Scuffet parecía decidido a dejar al Inter en cero y cuando no era la suerte la que jugaba a favor del guardameta italiano. En la cuarta jugada clara de ese primer tiempo maldito, Lautaro, el que más necesitaba reencontrarse con la red, cabeceó de palomita a menos de dos metros de la línea de gol y sin oposición, pero su remate se perdió por encima del travesaño. El centro venía demasiado rápido y pico justo antes: el argentino luego se rehizo.