Las potencias europeas se diferencian de Estados Unidos y respaldan el plan de reconstrucción árabe para Gaza
Como una manifestación más de las diferencias en las políticas exteriores entre Europa y los Estados Unidos, las principales potencias del Viejo Continente acordaron conjuntamente dar el visto bueno al plan de reconstrucción de la Franja de Gaza que propuso Egipto y luego respaldaron otros estados árabes. El costo del plan sería superior a los 53 mil millones de dólares y comprendería la formación de un comité administrador del territorio gazatí.
«Acogemos con satisfacción la iniciativa árabe de elaborar un Plan de Recuperación y Reconstrucción para Gaza. El plan muestra un camino realista para la reconstrucción de Gaza y promete, si se aplica, una mejora rápida y sostenible de las catastróficas condiciones de vida de los palestinos», comunicó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia este sábado, que participó junto con sus contrapartes de Francia, Alemania y el Reino Unido.
Se trata de un proyecto propuesto por el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi y comunicado a inicios de marzo, y que contó con el visto bueno la organización islamista Hamas, así como fue criticado por el gobierno israelí y por autoridades estadounidenses. La propuesta de el-Sisi consiste en la conformación de un comité administrativo independiente, aunque integrado por autoridades gazatíes, luego de que se alcance un alto al fuego definitivo para la guerra que mantienen desde octubre de 2023 Hamas e Israel.
El martes pasado, el ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, Badr Abdelatty, declaró que los nombres de quienes conformarían ese comité administrativo para Gaza ya estarían definidos, y que si bien no fueron difundidos sí contarían con el visto bueno de la Autoridad Palestina (AP). La AP fue electa en reiteradas ocasiones mediante escrutinios populares y fue históricamente la autoridad regional reconocida por la comunidad internacional.
Ese mismo martes, el presidente palestino por la AP, Mahmoud Abbas, declaró que convalida el plan egipcio e instó a los Estados Unidos a plegarse a él. Hamas, por su parte, refirió al respecto no tener voluntad de proponer candidatos para el Comité mencionado, pero sí asegura que tendrá injerencia en la ejecución (o en permitir la ejecución) de las tareas que pudieran realizarse en el área.
El proyecto elevado por el-Sisi fue celebrado por los gobiernos de los estados árabes de Medio Oriente y requeriría una financiación por parte de éstos de 53 mil millones de dólares para llevarse a cabo. Entre sus responsabilidades no sólo estará la reconstrucción material del territorio gazatí, sino la administración de la ayuda humanitaria que pudiera llegar a la zona así como el manejo de los recursos y otros asuntos de la población de la Franja de Gaza por un periodo determinado de tiempo aún no estipulado, aunque siempre supervisado por la AP.
El respaldo de las potencias europeas, comunicado este sábado, enfatiza: «Los esfuerzos de recuperación y reconstrucción deben basarse en un marco político y de seguridad sólido, aceptable tanto para israelíes como para palestinos, que garantice la paz y la seguridad a largo plazo para ambos. Tenemos claro que Hamás no debe gobernar Gaza ni seguir siendo una amenaza para Israel. Apoyamos explícitamente el papel central de la Autoridad Palestina y la aplicación de su programa de reformas».
«Nos comprometemos a trabajar con la iniciativa árabe, los palestinos e Israel para abordar juntos esas cuestiones, incluidas la seguridad y la gobernanza. Instamos a todas las partes a que aprovechen los méritos del plan como punto de partida», continúa el comunicado emitido por la Cancillería italiana.

De esta forma, los gobiernos de los estados europeos se diferenciaron de las iniciativas estadounidenses y, fundamentalmente, israelíes para reubicar a los ciudadanos gazatíes hacia los distintos países de la región y que la Franja de Gaza se convierta -como anunció Donald Trump- en un complejo hotelero internacional bajo control norteamericano.
Esta diferenciación en materia de política exterior se da, también, en el marco de divergencias entre los estados miembro de la OTAN en Europa y los Estados Unidos, principalmente debido a la financiación de la ayuda militar y humanitaria que ambos bandos han ofrecido a Ucrania durante su guerra con Rusia, y que fue referida por Donald Trump en duros términos no sólo durante la visita de Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, a la Casa Blanca a fines de febrero, sino también durante su largo discurso en la apertura de sesiones legislativas en el Congreso estadounidense.
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