La vida en la clandestinidad en Palermo del ex patovica que ayudó a un asesino a matar a su amigoPor María Laura Balonga

Vivía en el barrio porteño de Palermo, en un departamento sobre la calle Gurruchaga, cerca del ruido y del bullicio de la Cuidad de Buenos Aires y en la zona más atractiva para los turistas. Nicolás Maximiliano Fioriti, prófugo por 22 meses de la justicia por el crimen de Facundo Lorenzo, se escondía a simple vista. Pero la recompensa de 5 millones de pesos que pesaba sobre su cabeza fue más tentadora para la persona que lo delató y ayudó a que su captura se concretara en las últimas horas.

A Fioriti lo buscaban desde el 13 de mayo de 2023, cuando le dio la pistola calibre 9 milímetros y el coche a Emanuel Aquino. También lo acompañó hasta la casa de su amigo Lorenzo en Moreno. No bien la víctima llegó con su camioneta, ambos lo emboscaron. No lo dejaron ni bajarse. Lo mataron en el interior del vehículo de un tiro certero en el cuello por un tema de celos. Allí se desangró y allí lo encontró su padre. Los homicidas escaparon.

Desde entonces, el destino del ex patovica con antecedentes penales por robo era un misterio. Aquino, en cambio, se había entregado a las autoridades 13 días después del crimen y espera el juicio imputado por el homicidio en la causa que investigó el fiscal Federico Soñora, de la UFI N°4 de Moreno-General Rodríguez.

Fue un llamado anónimo el que le cortó la vida en Palermo a Fioriti, que vendía ropa en el mercado negro para subsistir en la clandestinidad y llevaba su DNI encima sin temer porque su captura estaba con un círculo rojo en todas las comisarías del país y en las redes sociales su foto iba acompañada de la recompensa.

Fioriti compartía un departamento sobre la calle Gurruchaga con un ciudadano venezolano que, por ahora, no es investigado por la Justicia. Dependerá de lo que brote de la apertura de los dos celulares que le encontraron al ex patovica el destino de su compañero de piso en la causa, y de todos aquellos que lo hayan ayudado a esconderse.

“Quizá sea el compañero de departamento el que se quede con los 5 millones de pesos de la recompensa. Quizá no. Para que se lo acuse, van a tener que probarle que sabía que la persona con la que convivía era un prófugo de la Justicia, y que lo ayudó a escaparse”, especularon fuentes del caso.

No se sabe aún quién delató, pero ese llamado anónimo fue clave.

Tras la comunicación, el fiscal Soñora pudo establecer la dirección donde se escabullía Fioriti y pidió el allanamiento de urgencia a la Justicia de Garantías de Moreno. Avisaron a la Ciudad y con la Policía Federal a cargo allanaron el departamento. No estaba.

Pero sí había señales suyas en el lugar. Sobre todo, fotos. Claramente, vivía ahí. Para no entorpecer el procedimiento, los policías dejaron rápido el lugar y se apostaron en la zona a esperar a Fioriti. Tenía que volver a su casa. Y lo hizo. Fue este martes por la noche que lo atraparon.

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Este miércoles, Fioriti aún estaba en una celda porteña, esperando el traslado al despacho del fiscal Soñora, que en las próximas horas lo indagará por el mismo delito que le cabe a su cómplice, Aquino: homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por el concurso premeditado de dos personas. Una causa elevada a juicio.

Para la familia de la víctima, el balazo que mató a Facundo, de 30 años, fue el final de una trama de celos que comenzó mucho antes de ese 13 de mayo de 2023, en el que se ejecutó el disparo mortal. La víctima era amigo de Aquino, con él salía y se divertía.

La tesis del homicidio de la causa que investiga el fiscal Soñora da cuenta de un recelo pero con una mujer en el medio. La pelea entre Facundo y Aquino, el que apretó el gatillo, se originó por una joven con la que Lorenzo tenía una relación.

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