WASHINGTON.- Los periodistas más veteranos de la Casa Blanca no salían de su asombro. Nadie había visto algo así. Jamás. Incontables presidentes han pasado por el Salón Oval y han participado de una coreografía repetida hasta el cansancio: sentados lado a lado frente a las cámaras, el invitado, un jefe de estado extranjero, y el anfitrión, el presidente de Estados Unidos, hacen declaraciones –siempre diplomáticas y dentro de los carriles del protocolo–, intercambian apretones de manos para las fotos, y responden preguntas. La escena suele durar unos pocos minutos, y, en más de una ocasión, es intrascendente. Esta vez, quedó para la historia.
La durísima pelea pública entre Donald Trump, su vicepresidente, JD Vance, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, coronó semanas de tironeos en la relación bilateral y dejó el respaldo de Washington a Kiev colgando de un hilo muy deshilachado. Lejos de intentar bajar el tono del choque, la Casa Blanca después lo amplificó en sus redes, y aliados de Trump llegaron incluso a ventilar la idea de que Zelensky debía renunciar. Varios periodistas en la Casa Blanca, perplejos ante la pelea, se preguntaron si el presidente ucraniano había sido víctima de una emboscada en el Salón Oval.
La visita de Zelensky dejó a Ucrania y al resto de Europa ante la posibilidad concreta de un quiebre en la relación bilateral que marque un repliegue definitivo del respaldo de Estados Unidos a la defensa ucraniana contra Vladimir Putin. Las reacciones a la pelea en Washington marcaron la dimensión de lo que ocurrió en el Salón Oval, y la hemorragia de aliados que sufre Zelensky en la capital norteamericana.
“Queremos ayudar. Lo que vi en el Salón Oval fue irrespetuoso. Y no sé si alguna vez podremos volver a hacer negocios con Zelensky. No creo que la mayoría de los estadounidenses hayan visto a un tipo con el que no querrían hacer negocios”, dijo fuera de la Casa Blanca el senador republicano Lindsey Graham, uno de los legisladores republicanos de mayor trayectoria del Congreso. Cuando le preguntaron si Zelensky debía renunciar, Graham respondió: “O bien necesita renunciar y enviar a alguien con quien podamos hacer negocios, o necesita cambiar”.
Marco Rubio, secretario de Estado de Trump, y antaño uno de los críticos más acérrimos de Putin en el Capitolio, reforzó ahora la línea de su jefe con un mensaje en las redes que ayuda a entender hasta donde el péndulo político de Estados Unidos se ha movido hacia Trump.
“Gracias @POTUS por defender a Estados Unidos de una manera que ningún presidente ha tenido el coraje de hacer antes”, dijo Rubio en su cuenta oficial de X..” Gracias por poner a Estados Unidos en primer lugar. ¡Estados Unidos está contigo!”, cerró.
Sin Trump y sin aliados entre los republicanos, Zelensky sí recibió mensajes de apoyo de los demócratas, y también de los europeos, ansiosos por obtener garantías de seguridad de Trump. Con el correr de las horas, su cuenta de X se convirtió en una cadena de mensajes de agradecimientos a mandatarios europeos, y también al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, por el respaldo recibido.
“Su dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sé fuerte, sé valiente, no tengas miedo. Nunca estás solo, querido Presidente Zelensky. Seguiremos trabajando con ustedes por una paz justa y duradera”, dijo la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen.
Ben Rhodes, uno de los estrategas de la política exterior de Barack Obama, ofreció una muestra de la alarma que por estas horas rodea a los demócratas ante el acercamiento de Trump y Putin y el deterioro en la relación con los aliados tradicionales europeos, además de Ucrania.
“Trump está transformando lo que Estados Unidos es como país en el mundo en una oligarquía de extrema derecha, autoritaria, transaccional y sin valores, alineada con las autocracias del mundo”, escribió Rhodes en su cuenta en X.
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