La AFA y otro cambio a los torneos del fútbol argentino: formatos entretenidos pero llenos de anomalías que al final pagan los hinchas
El fútbol argentino tiene ese no sé qué… Nadie puede animarse a decir que no es entretenido. Todo lo contrario. De hecho, el domingo, en una jornada final apasionante -y acá no hay sarcasmo- se definirá el campeón de la Liga Profesional entre Vélez, Talleres y Huracán. También se sabrá si River se clasifica para la fase de grupos de la Libertadores o si debe atravesar dos etapas de repechaje. O si Boca vuelve a quedarse afuera y queda otra vez condenado a disputar la Sudamericana. Ni planificado salía tan bien…
Eso sí: no se definirán los descensos. Porque, vale recordar, se cambiaron las reglas a mitad de camino. Una vez más. Y eso bordea el papelón. Fue el pasado 17 de octubre, Día de la Lealtad, cuando se decidió por unanimidad -sin Talleres que se fue a la Asamblea y sin Estudiantes que ni fue- que la Primera División incremente a 30 su cantidad de participantes para 2025. De no haberse abolido la pérdida de categoría, esta fecha estarían cortando clavos Sarmiento de Junín e Independiente Rivadavia en los promedios y Tigre y el mismo Sarmiento de Junín en la tabla anual. Pero eso ya no corre. Al menos hasta el año que viene, dado que este viernes quedó definido que los descensos volverán a correr. ¿Volverán? ¿O en 2026 tendremos un torneo de 32? ¿O por qué no 40 como en la exuberante e imposible Primera Nacional?
Pero el retorno de los descensos no fue lo único que se decidió este viernes en el edificio de Viamonte 1366, la casa original de la AFA. En 2025 la liga dejará de existir. Serán dos Copas de la Liga. Una en el primer semestre y otra en el segunda. El campeón de cada yba surgirá de unos playoffs, que se jugarán desde los octavos de final -salvo la final, los duelos serán en la cancha del mejor clasificado-. Es decir, después de 16 partidos -porque hay que sumarle una fecha de clásicos y un interzonal-, habrá 16 equipos -ocho de cada zona- que seguirán en carrera y otros 14 que comenzarán vacaciones demasiado anticipadas.
El formato, con los mano a mano de los playoffs y sus eventuales definiciones por penales, es atractivo. Además, la historia reciente demuestra que las finales no están reservadas para los más poderosos a nivel billetera. Y eso alienta la competencia. Pero si se hila fino aparecen los lunares y las imperfecciones.
La otra anomalía es que los hinchas tendrán que mirar otra vez cuatro tablas por año para entender dónde está parado su equipo. Además de las dos de las fases regulares de las sendas copas, tendrán que estar atentos a la tabla anual -que define clasificación a copas internacionales y un descenso- y a los promedios -que define el otro descenso-.
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