Juicio a Martín del Rio: declaró la primera detenida del caso y dio un dato incriminatorioPor Barbara Villar
Su declaración, que estaba pautada para pasado el mediodía de este lunes, finalmente comenzó a las 20.20. Antes de que María Ninfa Aquino, Nina, entrara a la sala del Tribunal N°7 de San Isidro, Martín Del Rio debió retirarse por pedido de la testigo, la misma que lo veía diariamente en la casa de José Enrique Del Rio (75) y María Mercedes Alonso (72) antes de que fueran asesinados, crímenes por los que hoy el hijo menor de la pareja está siendo juzgado. “Tiene mucho miedo de declarar frente al imputado”, le explicó la jueza María Coelho al jurado popular antes de que comenzara a hablar la ex empleada doméstica del matrimonio asesinado a balazos el 24 de agosto de 2022.
Ella había anticipado este lunes por la mañana que no iba a poder mirar al acusado. Justamente, Nina fue quien halló los cuerpos en el garaje de la casona de la calle Melo de Vicente López y la primera detenida del caso. Ella había sido sospechada en un primer momento por actuar como entregadora ante la hipótesis inicial de que se había tratado de un robo.
“El 25 (de agosto de 2022) a la mañana llegué y estaban todas las luces encendidas. Ninguna mosca volaba. Empecé a hacer la tarta, ir arriba, sacar la ropa, bajé y preparé la tarta porque la señora estaba medio, medio”, comenzó su relato la empleada del matrimonio Del Rio. Para ese entonces no sabía que compartía la casa con los cadáveres de sus empleadores.
El testimonio de Nina fue muy espontáneo e, incluso, despertó sonrisas por su frescura y dijo que siempre que llegaba a la vivienda había de todo en la pileta de la cocina para lavar, pero que ese día no había nada: “No cenaron esa noche”.
Y entonces contó lo que vio en el garaje de la casona de los Del Rio: “Cuando abrí la puerta estaban los dos muertos y yo me asusté muchísimo. No le vi la cara a la señora, estaba mirando para abajo. La puerta del señor estaba abierta… Salí corriendo, no sé en qué momento cerré la puerta, estaba muy, muy asustada”.
Luego, continuó con su exposición de lo que hizo al huir tras hallar los cadáveres. “Cuando subí en el último escalón me caí. Vi una vaina y ahí pensé que el asesino andaba por ahí. Salí, lo llamé a Martín (Del Río) y después a Diego (Del Río, el hijo mayor del matrimonio). Martín me dijo: ‘No te entendí’. Se hizo el pelotudo”.
Acto seguido, arremetió contra el menor de los hijos del matrimonio asesinado: “Martín empujaba a los fiscales para que me lleven presa. Les llenó la cabeza”. Hay que recordar que Nina pasó un tiempo detenida, acusado de los homicidios, hasta que los investigadores se dieron cuenta de que no había sido un robo, que ella no era la entregadora y que otro era el asesino y que las hipótesis del caso tenía que ver con desmanejos de las cuentas familiares.
“Martín me arruinó la vida. Me mandó a la cárcel. Yo jamás, en mis 66 años, le haría lo que me hizo, jamás; ni a un animal. Lo hizo para quedar bien él porque no quería ir preso, prefería que fuera yo presa y él, vivito y coleando. Jamás lo acusaría de matar a sus padres porque no lo vi”, se sinceró.
Pero, abonó la teoría del hombre caminante de la acusación: los fiscales Alejandro Musso, Gastón Larramendi y Marcela Semería, y los abogados Félix Linfante y Marcelo D’Angelo, que representan a Diego del Rio, el hermano del hombre que está en el banquillo de los acusados y el hijo de las víctimas. “Al hombre que vi caminando en el video es Martín, no hay dudas, por la rengueada. Cómo no lo voy a conocer, es como si fueran mis hijos. Uno conoce a sus hijos”, lanzó.
Así, abonó la teoría fiscal y que explicó el testigo anterior a Nina: el comisario licenciado en Criminalística Diego Lugo, quien es una pieza clave en el entramado acusatorio: fue el encargado de la reconstrucción de lo que hizo el imputado el día del doble crimen a partir del cruce de las imágenes de las cámaras de seguridad con la señal de los teléfonos. Es quien sostiene con elementos probatorios la teoría de que el hombre caminante es el acusado.
Antes de finalizar su testimonio, la ex empleada de los Del Río contó una anécdota con dolor. El día anterior a los crímenes, Blanca, la acompañante terapéutica del José Enrique del Rio, hizo un churrasco de cerdo y ella le preguntó a su patrona si no estaba invitada al banquete. Y siguió: “La señora me dijo: ‘Sí, cómo que no, Nina”. Me quedé a comer, le di un abrazo. Al otro día ya estaba muerta y quedó el abrazo acá”.
José Enrique del Río (75) y su esposa María Mercedes Alonso (72) fueron muertos a tiros -él de tres balazos y ella de uno- en el interior de su auto en el garaje de su casona de la calle Melo al 1100.
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