Jakob Ingebrigtsen, el noruego que rompe el paradigma del atletismo de fondo: batió el récord mundial de una milla en pista cubierta
El atletismo en distancias de mediofondo y fondo ha sido terreno casi exclusivo de los fenómenos provenientes de Africa en el último medio siglo. Pero desde la aparición de un noruego llamado Jakob Ingebrigtsen comienza a revertirse parte de ese dominio.
Nacido el 19 de septiembre del 2000 en Sandnes, Ingebrigtsen concretó otra de sus tantas hazañas este jueves 13 de febrero en el meeting de Lievin (Francia): en su debut sobre la distancia de una milla (1.609,4 metros) en pista cubierta, se apoderó del récord del mundo con una fantástica marca de 3 minutos, 45 segundos y 14 centésimas. Y también batió su propio récord mundial de 1.500 metros al pasar por ese parcial.
Ingebrigtsen tenía una motivación especial para esta prueba. Sucedió que el sábado pasado en Nueva York -en la “noche mágica” de los tradicional Millrose Games- dos corredores devolvieron a Estados Unidos a los primeros planos en las distancias medias. Primero fue Grant Fisher, quien batió el récord mundial de los 3.000 metros en pista cubierta con 7:22.91. Y momentos después, Yared Nuguse -hijo de etíopes y gran rival de Ingebrigtsen- batió el récord de la milla con 3:46.63. En menos de una hora, dos récords mundiales que estaba en poder de la “armada etíope” pasaron a manos de Estados Unidos.
Ingebrigtsen es una de las superestrellas del atletismo mundial en la actualidad, junto a su compatriota Karsten Warholm (especialista en los 400 metros con vallas), la estadounidense Sydney McLaughlin (en esa misma prueba) y el garrochista sueco Armand DuPlantis, como los nombres que mueven taquillas.
A sus 18 años -muy joven para estas disciplinas- ya dominaba Europa y a partir de allí, con una combinación de voluntad, tremenda competitividad y ambición, y algún punto de arrogancia, le planteó el desafío a los africanos y declaró que su sueño “era batir 10 récords mundiales”. Se mostró implacable en casi todos los terrenos: imbatible en los cross country de los campeonatos de Europa, animador de las principales competencias de pista, también con breves pero efectivos resultados en pista cubierta, sólo ha “fallado” hasta ahora en un casi insólito intento de medio maratón, que hizo en el pasado verano, en medio de su frenesí de torneos.
Ingebrigtsen había surgido junto a sus dos hermanos mayores – Filip y Henrik- como un gran proyecto para las distancias medias. Los entrenaba (se dice que bajo riguroso sistema) el propio padre, pero esa historia terminó mal y seguirá el mes próximo en los tribunales de Oslo: lo acusan de maltrato.
Jakob Ingebrigtsen, una vez consagrado, desarrollo su propio y efectivo sistema de entrenamientos, que lo ha llevado a los máximos niveles. En los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021 conquistó la medalla de oro de los 1.500 metros llanos, aunque en esa misma y clásica distancia sufrió luego dolorosas derrotas: Mundial 2022 en Eugene y 2023 en Budapest ante los británicos Wightman y Kerr -con quienes también protagonizó intensos duelos en los medios- y en los Juegos de París, el año pasado, donde llevó la iniciativa y… se quedó fuera del podio. Se rehabilitó pocos días después al arrasar en los 5.000 metros llanos.
Aquel agridulce sabor de París también quedaría eclipsado a los pocos días en una pista de Chorzow, en Polonia: batió otro anhelado récord del mundo sobre 3.000 metros con 7:17.55, una marca asombrosa y que dejaba atrás -después de casi tres décadas- una de las que se consideraban inamovibles (7:20.67 del keniata Daniel Komen).
Ingebrigtsen también posee otros dos récords mundiales al aire libre, aunque en distancias poco frecuentes (2.000 metros con 4:43.13, 2 millas con 7:54.10).
Durante las últimas semanas se estuvo entrenando en la altitud de Sierra Nevada, alternando con series en pista en la cercana Granada. Programó su participación en Lievin donde este jueves confirmó toda su capacidad. Al cruzar por los 1.500 metros, se registraba 3:29.61 (en esa prueba también tiene el récord mundial de pista cubierta con 3:30.60, logrado hace dos años en esta misma de Lievin).
Y no decayó el ritmo hasta concretar la marca de la milla. Una más para extender su leyenda. “Es una sensación increíble”, afirmó. “Esto es lo que pasa en Lievin. Soy un hombre muy feliz. Tienes que estar concentrado durante toda la carrera. Es duro, pero vale la pena”, cerró.
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