Historia de una Nochebuena trágica: festejaba con su familia y la mató una «bala perdida» en el patio de su casaPor Florencia Illbele
La madrugada del 25 de diciembre de 2023, la casa de calle Picheuta al 800, ubicada en el barrio Villa Hipódromo de Godoy Cruz en Mendoza, fue el escenario de un crimen que aún no fue esclarecido.
Todo comenzó después del brindis, en plena sobremesa familiar. Mariana Domínguez, que estaba sentada entre su novio y su hermano, se paró para ir a buscar un vaso de agua pero no atinó a dar ni un paso. Tras ponerse de pie, la joven cayó desplomada en el patio de su domicilio y comenzó a sangrar por la nariz y los oídos. A su alrededor todos se miraba desconcertados: nadie entendía nada. De inmediato, llamaron a una ambulancia y la trasladaron al Hospital El Carmen.
Marcelo Domínguez (54), el padre de Mariana, se enteró de lo que había pasado por un llamado telefónico. “Mariana se descompensó”, le avisó su cuñado. El reloj marcaba la 1.50 am. Alarmado, el hombre condujo hacia el hospital. Fueron, dice ahora, los minutos más largos de su vida. Al llegar, encontró a su exesposa, María Inés Quispe (53), y a su otro hijo, Lucas (28), con la ropa y con las zapatillas manchadas de sangre. “Se cayó, se cayó”, le repetían. Marcelo se desesperó. Entró al sector de Terapia Intensiva, pero no lo dejaron avanzar. “Necesito saber qué pasó con mi hija”, les suplicó a los médicos. Un rato después, la verdad llegó como un mazazo:
“Mariana tiene un proyectil alojado en la cabeza”, le dijeron. Para Marcelo fue el fin. “Sentí que una parte de mí se moría con mi hija”, dice a Infobae. Un año y quince días después el dolor sigue intacto.
Aunque están separados desde hace catorce años, los padres de Mariana mantienen un buen vínculo. Tanto es así que, un día antes de la Nochebuena trágica, el exmatrimonio y sus hijos se juntaron a cenar en el Hiper Libertad, en Mendoza capital. “Siempre salíamos los cuatro. Hasta el día de hoy salimos”, cuenta Marcelo mientras exhibe un portarretratos con el rostro de hija. “Acá está Mariana, al lado mío”, dice durante la videollamada y se le caen las lágrimas: “A veces prometo no quebrarme, pero es muy difícil. Yo creo que la pérdida de un hijo no se cura nunca. Tenés que vivirlo en carne propia para saberlo. No se lo deseo a nadie”.
De acuerdo con su relato, aquel 23 de diciembre de 2023 se habían reunido para apoyar y contener a María Inés, quien acababa de recibir un diagnóstico de cáncer. «Nos juntamos para decirle que iba a salir todo bien, sin imaginar —mirá lo que es el destino— lo que nos esperaba. Hay que ser muy bruto para pensar que si tirás un tiro en una zona poblada no va a tener repercusión. En este caso, fue el asesinato de mi hija. Porque hay que decir las cosas como son: a mi hija la mataron”, asegura.
La última vez que Marcelo habló con Mariana fue la madrugada del 25. “Me llamó alrededor de las 00.10 para desearme Feliz Navidad. Yo ya había cenado y estaba mirando una película. Ella me retó: ‘¿Ya estás acostado, pá?’, me dijo. ‘Bueno, quedate tranquilo que el 31 nos vamos todos para tu casa’”. Poco más de una hora después, su cuñado le avisaba que la joven estaba internada.
Según Domínguez, luego de confirmarle que Mariana tenía muerte cerebral, desde el hospital El Carmen sugirieron trasladarla al Central, el hospital más importante que hay en la provincia de Mendoza. “Acá no la podemos someterla a ninguna intervención. Allá están con el quirófano listo para una cirugía”, les dijeron. Operación mediante, el panorama no repuntó y Mariana, finalmente, falleció.
La investigación, encabezada por el fiscal Gustavo Pirrello, determinó que Mariana falleció producto de un balazo efectuado desde una pistola 9 milímetros que perforó su cabeza. Las pericias que la Policía Científica llevó adelante el día posterior al hecho en el domicilio de la víctima establecieron que la bala ingresó por una tela media sombra (tipo toldo) desde unos 200 y 300 metros de distancia.
Pero esa reconstrucción no convenció a la familia de Mariana. En ese contexto, se efectuó una segunda pericia, que se realizó en julio del año pasado. Los resultados, lejos de esclarecer el caso, generaron más dudas. “Lo que vimos no tiene nada que ver con lo que informó el Cuerpo Médico Forense. No coincide nada, ni la ubicación de la víctima, ni el recorrido de la bala, ni donde impactó. Está todo mal”, afirmó María Elena Quintero, abogada querellante de la causa, a los medios locales.
El primer informe balístico señalaba como posible origen de la bala la zona de una comisaría cercana, pero eso nunca fue corroborado. “Jamás se pidieron las filmaciones y cuando las solicitamos, las imágenes ya se habían perdido”, detalla Marcelo. La nueva pericia, en tanto, determinó que en el recorrido de la bala estaba incluido el predio del Instituto de Seguridad Pública.
Por el momento, no hay detenidos ni sospechosos. “Se siguen produciendo pericias tendientes a precisar el lugar de donde habría provenido el disparo y algunas medidas periciales respecto a armas y vainas servidas en distintos hechos ocurridos con posterioridad al momento del homicidio de Mariana”, dijo Pirrello a Infobae.
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