Gastón Taratuta: “La Argentina es como un avión que va en picada, una vez que Milei lo ordena y estabiliza, después viene lo demás”
Gastón Taratuta es considerado uno de los revolucionarios de la publicidad digital a nivel global. Comenzó formando parte de UOL, en Brasil, y desde allí decidió dar el salto al mundo emprendedor. Así, en 2005 creó Internet Media Services (IMS), tras descubrir las pocas oportunidades que las empresas y anunciantes locales y regionales tenían para conectarse con las grandes plataformas digitales.
Hoy, IMS forma parte de Grupo Aleph, que tiene su sede en Miami, cuenta con presencia en más de 150 países, está valuada en más de US$2000 millones y representa exclusivamente a más de 60 plataformas, entre las que se encuentran Twitter, Snapchat, LinkedIn, Twitch, TikTok y Warner Music. Taratuta fue el único argentino en ser elegido emprendedor del año en el EY World Entrepreneur of the year y acaba de sumar una cucarda a su CV: su compañía se convirtió en caso de estudio de la Universidad de Stanford. Algo que hasta el momento solo había logrado Mercado Libre.
-¿Qué significó para ustedes ese logro?
-Este reconocimiento por parte de Stanford University, una de las instituciones educativas más prestigiosas del mundo, es un premio a los 20 años de esfuerzo, crecimiento y trayectoria de todo el equipo de Aleph en más de 130 países. Es también una muestra del enorme potencial que tiene la Argentina para exportar talento y servicios al mundo, en un momento en que el país necesita más que nunca de empresarios y emprendedores con esa visión, a mi entender. Desde nuestros inicios, concebimos a Aleph como una empresa sin fronteras, llevando digital marketing, tecnología y conocimiento a cada rincón del planeta. Esperamos que nuestra historia sirva de inspiración para más emprendedores y empresarios argentinos que sueñan con construir compañías globales.
-¿Cuál es su análisis del gobierno argentino?
-Yo admiro a Milei porque es un ejemplo para los jóvenes y para cualquiera que quiera emprender. En los programas de televisión, él se dijo “quiero ser Presidente”; y tiene también una idea de este show, que es su caballito de batalla: ser muy repetitivo en la agenda; así, durante los primeros ocho meses, habló solamente de lo que recibió. Es un presidente que, si estás con él en una mesa, te puede decir “bueno, presentémonos, pero no me importa, no voy a acordar quién sos vos”, porque tiene solo tres cosas en su agenda -inflación, emisión cero y corte de gastos-. Esto es como un avión que va en picada: una vez que lo ordena, lo estabiliza -esa es mi visión- después todo lo demás viene.
-¿A qué se refiere concretamente?
-Esto es como si ahora yo salgo a la calle, y le salvo la vida a alguien: soy un héroe. Pero si vos le salvás la vida a 10 personas en un hospital, sos un enfermero. ¿Cómo funciona esto? Para mí -porque lo vimos con Macri y con Cristina- todos los argentinos tenemos que estar atentos a que no nos pase lo mismo. El 30% del electorado le dice a Milei: “pibe, a vos no te doy ni un día, no me interesa nada”; el otro 25% le dice “yo te banco cuatro años” – el confía mucho en estos argentinos que tienen billetes bajo el colchón o no declarados, para poder paliar esta crisis-; y el otro 45% le dice “yo te doy seis, 12 o 18 meses” –en los que impacta la micro, no la macro-. Entonces, gana las elecciones legislativas “robando”, salvo que venga una catástrofe. Tiene viento de cola de la industria energética y si a la siembra le va bien, no tiene chances de que le vaya mal. Después, vendrá la carrera por la presidencial, y ahí veremos dónde están los pibes que le daban 6-12-18 meses y que votan a partir de la microeconomía.
-Dicen que la realidad del metro cuadrado de cada uno definirá la elección…
-Exactamente. Eso es una injusticia, porque es un tipo que nos salvó de la hiperinflación y de una corrida impresionante, en un país en donde la plata vale 6% anual con algún tipo de riesgo, cuando en realidad el crédito argentino debería pagar un 15% por ser un serial default. No tiene el mercado financiero a favor. No es que la plata vale cero, como en la época de Macri.
-Desde Estados Unidos donde vive desde hace 27 años, ¿se ve ahora distinto a la Argentina?
-No, es muy temprano…
-¿Y qué significan las fotos de Elon Musk con el Presidente?
-Son la antítesis de la foto con Chávez, con Maduro o con Lula.
-¿Significa estar en el futuro?
-En el presente. Porque Tesla, la conectividad en el campo de Starlink, y los cohetes que van a la Luna o a Marte están ahí. Seamos honestos: si Milei necesita US$20.000 millones, esa suma no es nada. Elon Musk invirtió US$40.000 millones para comprar Twitter. ¿Por qué un par de fondos soberanos no podrían poner US$20.000 millones para prestarle a la Argentina? No me parece nada difícil. En línea con las inversiones: el otro día, un empresario dedicado a la provisión de energía para servidores en Estados Unidos me dijo “Gastón, la explosión que hubo de gente buscando información en ChatGPT es impresionante; no hay energía para bancar todo esto”. Yo le dije “En la Argentina podemos venderles energía”, a lo que me respondió “No podemos transportarla; necesitamos servidores”. Para una buena planta de servidores en la Patagonia, se necesitan US$4000 millones. Puede venir un private equity y poner la inversión, pero al que vive del cash flow se le presentan varias preguntas: “¿me podré llevar la plata? ¿A qué valor? ¿Tiene que esperar a que Milei gane la elección legislativa para asegurarse el flujo a futuro? ¿Cristina puede ganar en siete años? No sé. Entonces, yo como inversor no pongo US$4.000 millones ni loco. En Chile y en Brasil, por ejemplo, tienen reglas claras. Acordémonos que no estamos solos. También competimos con otros pibes que tienen los mismos sueños que nosotros. A veces, siento que los argentinos hablamos como si no hubiese nadie compitiendo por lo mismo. Tenemos esto de argento, de que somos campeones del mundo o nada. Yo siempre digo que si [el Dibu] Martínez no ponía la pierna no había nadie en el Obelisco. También hay que ser justos con Milei y su equipo.
-¿Cómo lo ve?
-La Argentina jugó siete partidos en la Copa del Mundo del 2014, siete partidos en la Copa Centenario, siete partidos en la Copa América, y no perdió ninguno. Jugó tres finales: una la perdió en el extra time y las otras dos, por penales. Ese era un equipo de “pecho frío”. Me pregunto entonces ¿Milei será “pecho frío”, si tiene ese campeonato y llega a esas instancias? Para la visión argentina, sí.
Tenemos que entender y trabajar en nuestras debilidades, para ser grandes.
-¿Cómo lo atraviesa la relación tan sólida que hay entre la Argentina e Israel?
-Estamos viviendo un momento súper positivo. El mundo precisa que todo lo que tiene que ver con odio y territorialismo termine. Los rusos se expanden 50 kilómetros por año desde hace 400 años… no me sorprende. Este un momento duro, para estar unidos, no solamente la comunidad, sino el conjunto de la sociedad argentina. El problema es cuando vos politizás o radicalizás el islamismo.
Hay un ejemplo muy claro en otro ámbito; la economía. Los americanos no politizan la economía, sino que la tratan como una cuestión de Estado. El problema es la radicalización de las cosas, el fundamentalismo. Mirá lo que le está pasando a Inglaterra: decís “abrieron la compuerta de inmigración”. Israel es la única democracia imperfecta. Llegué a Qatar el día que la guerra estalló, y Qatar emitió un comunicado en el que decía: “Esto le pasa a Israel por esta situación”. Yo hice tres llamados, entre ellos, a un expresidente, y él me dijo: “Politics, you never disengage”.
Después fui a Arabia Saudita, donde estaban firmando la paz con Israel. Estuve con la princesa Reema bin Bandar Al Saud -la única mujer en el mundo de la política en aquel país y embajadora de Arabia Saudita en Washington- y apenas entré, me dijo; “No tenemos nada que ver con Muslim Brotherhood [una organización islamita]”. Y en segundo lugar, me dijo: “Queremos paz y queremos negocios. Miramos hacia la Visión Saudita 2030 [un plan de reformas económicas y sociales]”. Entonces, ¿qué está pasando en el viejo mundo? Son 10.000, 20.000, 30.000 fanáticos. Si toda esta ola existe, conformada por grupos chicos en cada lugar, hay que entender la grandeza de los números pequeños.
-¿Cómo ve el futuro de su empresa? ¿Cómo lo atraviesa el cambio de paradigma y la llegada de la inteligencia artificial, con tanta fuerza y velocidad?
-De 1 a 10, en 1. Porque hay mucho para aprender, el cambio es muy veloz y no me da el tiempo. Nuestro negocio cambiará mucho, porque uno de los grandes temas de las redes sociales es la protección de la data, y qué mensaje le llega a quién. Las plataformas tienen muchas oportunidades para crecer y la IA ayuda a que no rompamos ninguna regla. Nosotros tenemos un pedacito del negocio dedicado a la creatividad, para apoyar nuestros proyectos en las redes sociales. El otro día, tenía que hacer una presentación para el board. Soy pésimo con PowerPoint, por lo que fui a chat 4.0. Quería mostrar que un avión estaba aterrizando en Nueva York y puse “avión. Aleph. New York. Landing 7pm”, y en 30 segundos me generó una imagen de un avión de Aleph aterrizando en New York y una imagen de Broadway con las noticias de Aleph. Así, armé dos slides que fueron “wow”. Previamente, para eso, tenía que llamar a una persona y demoraba tres o cuatro días. En estos días también, estaba con un abogado discutiendo una norma de inmigración, fui a chat y le hice una pregunta y me respondió: “No señor; esto cambió el 9 de febrero de 2023″. La velocidad con la que pasarán las cosas quitará puestos de trabajo.
-Trabaja con las principales plataformas a nivel global, ¿la publicidad digital está cambiando también o cambiará?
-La hará más efectiva, direccionada al target correcto y cumplirá con las normas de compliance, que no es menor. En el negocio fintech, por ejemplo, hay mucha más regulación y compliance en relación con los bancos centrales, quién es el cliente del cliente, En digital marketing, la rigurosidad todavía no está a ese nivel pero llegará; en la Unión Europea ya está: a todas las compañías grandes con las que trabajamos les están clavando multas muy importantes. Primero, todos adoptamos celular y luego las compañías se preguntaron ¿cómo hacer soluciones mobile? Hay tal nivel de desinformación y de necesidad de entender, que me lleva a la época del TCP IP protocol en 1996. Hay un vacío muy grande en el entendimiento: las empresas no se adoptaron todavía; recién se estaban adaptando en internet y ahora les dicen: “che, tenés que adoptar una cosa más, inteligencia artificial”.
-¿El futuro de los medios por dónde va?
-Esta es la primera pregunta a la que te voy a decir que no. Porque te diría que nosotros somos la compañía número uno en la Argentina y en América Latina que hoy, en el rubro digital transformation, hace lo que nadie quiere hacer: ir a los países bálticos, a la zona de los Balcanes, al Middle East. La gente quiere estar tranquila y hacer lo que conoce.
Hay que tener la stamina (aguante) de ir al caos, a la imperfección y a la molestia. El otro día, el ex-chairman de Sony y hoy chairman de Snapchat –ambas compañías socias nuestras-, me decía; “Gastón, ustedes no tendrán competencia nunca. Vos sos un tipo que hace lo que nadie quiere hacer”.
-¿Y su futuro? ¿Qué es el futuro para usted?
-Las monedas están en el aire siempre, para todos. Yo entendí que si ayer vos y yo hablábamos de hoy, hoy era el futuro. El futuro es vivir cada día y disfrutar lo que hacés. Yo le digo a los jóvenes: “Si dormís ocho horas; y depende de donde vivas, te transportás para ir al laburo, tenés que amar lo que haces”. No recuerdo, en 20 años de carrera, haber ido a trabajar un día diciendo “no me gusta”. Eso es un lujo, una bendición total.
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