Estuvo cerca de ser campeón del mundo en UFC, pero una lesión puso en peligro su vida y ahora sueña con el título: el resurgir de PonzinibbioPor Emmanuel Baldo

Santiago Ponzinibbio estaba a punto de tocar el cielo con las manos. El luchador argentino vivía su mejor momento dentro de UFC después de enlazar siete victorias consecutivas (cuatro por nocaut) siendo la última contra el número 7 del mundo, Neil Magny, ante el público albiceleste en lo que fue la primera vez (y única) que la mayor empresa de artes marciales mixtas del mundo aterrizó en el país.

Tras superar al norteamericano aquel noviembre del 2018, el oriundo de La Plata se ubicó sexto en el ránking mundial dentro de la categoría welter y todo hacía suponer que su siguiente presentación iba a tener al primer campeón argentino dentro de la compañía estadounidense.

“Tenía todo para ser el próximo campeón”, recuerda Ponzinibbio en diálogo con Infobae, “mucha gente lo decía. Yo estaba muy bien. Estaba en mi mejor momento”. Por ese entonces era considerado uno de los peleadores más peligrosos dentro de la división por su estilo 100% striker. Ver sus peleas era sinónimo de garra, violencia y pura acción.

Sin embargo, dos meses después pasó de ser un candidato al cinturón de las 170 libras a luchar por su vida. Una rodilla hinchada en enero del 2019 se convirtió en una lesión que marcó un antes y un después en su carrera. “Fue durísimo. No podía caminar y estuve un par de meses internado”, relata el argentino sobre lo que fue su primera visita al hospital, cuando le diagnosticaron una infección en la zona.

Tras una semana internado, Ponzinibbio se llevó el cóctel de antibióticos y continuó la recuperación en su casa. Según las indicaciones de los profesionales, con cinco semanas de reposo todo tenía que volver a la normalidad para que pudiera continuar con su camino hacia la gloria. Pero nada más lejos que eso.

“En la semana seis empecé a levantar mucha fiebre y tuve que volver al hospital. Me internaron en una sala especial con un catéter con suero directo al corazón, y mientras los médicos intentaban averiguar qué pasaba yo empecé a bajar de peso. Bajé como 30 libras, fue un momento super complicado”, asegura.

“Los médicos estaban preocupados porque estaba perdiendo mucho peso y no conseguían estabilizarme. Me hacían estudios todos los días, me cambiaban los medicamentos, que no eran buenos para mi cuerpo. Opté por llamar al infectólogo que estaba trabajando conmigo. Le pregunté si era normal y me dijo que no, que vaya a verlo. Fui, y ahí se dieron cuenta que los medicamentos me habían matado todos los glóbulos blancos y encima seguía con la rodilla hinchada. Me cambiaron la medicación pero no podía ni caminar. Estuve 3 meses así”, relata.

Tras abandonar el hospital todo parecía que iba a volver a la normalidad, las complicaciones continuaron.

“Me fui a un centro de alto rendimiento para empezar con la rehabilitación, mientras seguía tomando antiinflamatorios fuertes para calmar el dolor. Ahí me encontré con un colega que se había roto las dos rodillas hacía poco (Thiago Marreta) y no estaba tomando ningún medicamento ni nada, entonces pensé: ‘Esto está raro’. Decidí dejar de tomar los antiinflamatorios, pero sin ellos no podía ni subir las escaleras. Fue entonces que consulté con un terapeuta e hicimos una resonancia. Días después me llamó y me hizo pasar a un cuarto cerrado, me dice: ‘Mirá, le mostré tus resultados a varios colegas y llegamos a la conclusión de que hay una infección en el hueso, habría que operar y existe la posibilidad de que no puedas volver a pelear”.

Afortunadamente la operación quedó descartada después de un tratamiento que recibió con corticoides. “Mi rodilla volvió a la normalidad. Pero estuve siete meses sin trabajar y perdí toda la masa muscular de la pierna. Pero lo que más me molestó fue que si lo hubieran descubierto antes… no era tan complejo una artritis que se curaba con corticoides. Yo le había dicho al médico que tuve una infección urinaria y no le importó porque se quedó solo con la infección. Podría haber solucionado eso mucho antes y mi historia podría haber sido otra”.

Como si fuera una racha negativa, aunque para el 2020 pudo volver a entrenar, en plena pandemia se enfermó de coronavirus en la previa a su esperado regreso al octágono. Tras un mes luchando contra el virus y superar ese episodio, una fractura en el dedo del pie mientras entrenaba con Dustin Poirier volvía a frenar su carrera.

Las malas noticias no parecían tener fin. Mientras se preparaba para volver a su mejor nivel se enteró que su nombre ya no figuraba en la sexta posición del ránking mundial. A pesar de haber noqueado a Magny en Argentina, la compañía terminó sacándolo de la lista por inactividad. “Estaba re caliente. Les pregunté por qué lo hicieron, si había pasado algo similar con Yair Rodríguez y seguía rankeado. Ahí se generó una tensión con la empresa innecesaria porque me terminaron sacando del ranking de una manera muy injusta, viendo que hubo un montón de peleadores con el mismo tiempo de inactividad o más que seguían allí“.

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