El chico de la tapa es Joaquín Tobio Burgos. Nacido hace 19 años en Chascomús, cumple el sueño del pibe en la agonía del partido, cuando Estudiantes encuentra la victoria que vino a buscar –y que a esa altura merecía- a Peña y Arenales. Recibe de Tiago Palacios, que ya había hecho su propio gol en el primer tiempo, y sacude con un remate cruzado que se clava lejos del alcance de Facundo Sanguinetti. ¿Acaso es posible pensar en un final más feliz?
“Ya era un sueño debutar, llegar a Primera. Hice un gol. Todavía no caigo”, dijo el juvenil tras el partido. “Me estaba preparando para este momento. Mis compañeros me dieron toda la confianza”, agregó. Le bastó con su desparpajo para convertirse en uno de los futbolistas clave en la victoria platense, que ganó su segundo partido consecutivo y empieza a enderezar el rumbo en una Liga Profesional con muchos altibajos. ¿Lo habrá afectado el síndrome del campeón?
Estudiantes sólo sufrió en el arranque, cuando Banfield dominó en las cercanías de Matías Mansilla. Cuando agarró ritmo, fue superior. El gol anulado a Pablo Piatti por un offside televisivo fue un aviso. Después, lo perdió el colombiano Manyoma, de chilena. Finalmente, en el epílogo de la primera mitad, y al cabo de una pelota parada ejecutada por el propio “10”, llegó el grito visitante. Ganó Palacios de cabeza en el área, interceptó Mathías De Ritis, pero el uruguayo con un puntazo la hundió en el ángulo de Sanguinetti.
En el segundo tiempo, Mansilla cometió una grosera falla cuando Banfield no podía equilibrar el partido desde el juego. Primero, jugó por abajo, interceptó Juan Bisanz, pero el delantero remató a sus manos. Inmediatamente, sacó largo, pero le puso la pelota en el pecho a Gerónimo Rivera. El pibe filtró para Bruno Sepúlveda y el centroatacante no perdonó.
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