En el Senado persisten las dudas sobre apresurar o no una decisión definitiva tras la detención de KueiderPor Mariano Casal
El Senado atraviesa estas horas una delicada cornisa, ante las presiones y opciones para adoptar una decisión sobre el peronista disidente Edgardo Kueider, detenido la semana pasada en Paraguay junto a su secretaria y más de USD 200.000 en una mochila. Hoy habrá un raid de reuniones en la Cámara alta, con una cumbre del Pro por la tarde que genera tensión, y otros bloques que prefieren serenidad ante el escándalo para analizar bien los pasos a seguir entre mañana y el jueves, fecha solicitada por el kirchnerismo para ir al recinto y remover al legislador entrerriano, su ex colega de bancada.
La determinación en ciernes tendrá, al momento de dar el paso, un alto e inevitable impacto en el corto y mediano plazo, en todo sentido. Las opciones en bandeja incluyen: la remoción que empuja el interbloque cristinista, que comanda José Mayans; la licencia anunciada por Kueider días atrás y pedida de manera formal ayer; y una suspensión, como recordó un experimentado acreditado en el Congreso en el caso del peronista Raúl Ochoa, por un delito electoral, en 2005.
El sendero a tomar choca con el aniversario del primer año de gestión de Javier Milei en el poder central, lo que suma aún más nerviosismo. Por eso las opciones sugeridas ayer por algunos legisladores del oficialismo y de la oposición dialoguista, por un lado, para reclamar toda la información judicial a Paraguay; y por el otro, la activación de la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado para debatir el tema. Es Kueider el titular de la misma, mientras que la vice es la kirchnerista Sandra Mendoza.
Llamó la atención y encendió alarmas las declaraciones televisivas realizadas anteanoche por el jefe del Pro en la Cámara alta, Luis Juez, quien tiene contactos más que fluidos con la Casa Rosada. Ofuscado, el cordobés adelantó que el macrismo se juntará a las 15 de hoy. No obstante, el domingo jugó por su cuenta y, de manera personal, señaló que no sabe si tiene ganas de “seguir compartiendo techo con Kueider” y que “uno de los dos está de más”. “Nos ensució a todos”, agregó, y dejó en claro que no tenía dudas en cuanto a una eventual remoción. La molestia dentro de ese espacio es notoria, tal como ocurrió con sus volteretas cuando los legisladores renovaron los módulos de sus dietas.
Kueider llegó a la Cámara alta en 2019 con la boleta del kirchnerismo, se separó en febrero de 2023, enojado con Alberto Fernández y el cristinismo. Meses atrás se metió en el interbloque Provincias Unidas, de inobjetables contactos con el Gobierno. Por caso, funcionarios y asesores de primera línea recibieron a los cinco de dicha bancada en Casa Rosada, en octubre pasado.
¿Por qué el kirchnerismo solicita una expulsión veloz? Si el entrerriano abandona la Cámara alta, su reemplazo será la actual diputada provincial y referente camporista Stefanía Cora. De esa manera, el cristinismo senatorial pasaría de 33 a 34 legisladores. A tres de recuperar el quorum y la mayoría. Del otro lado quedaría un disminuido oficialismo y una serpenteante oposición dialoguista con 37, ya que el radical Víctor Zimmermann estiró su licencia por un cargo en Chaco hasta finales de febrero próximo.
Las dudas de varios legisladores, sin importar el signo político -incluido el ahora ofendido kirchnerismo-, es la activación de una bola de nieve con el episodio Kueider que crecería en volumen con el correr de los días y una lupa estricta sobre todos los senadores que tengan contactos no deseados con la justicia. Es decir, algo difícil de frenar.
Un potencial aterrizaje de la remoción de Kueider en el recinto del Senado precisará quorum, dos tercios para habilitar la discusión sobre tablas -no tendrá para este jueves un dictamen de la comisión de Asuntos Constitucionales, ni los siete días reglamentarios- y lo mismo para un potencial mazazo. Son 70 los legisladores que, en la actualidad, marcarán el destino de este asunto. Distinto es el caso de la licencia, que requiere mayoría simple.
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