El telescopio espacial James Webb muestra que la formación galáctica podría ser mucho más veloz
El Telescopio Espacial James Webb reveló la existencia de tres galaxias masivas en el universo primitivo, desafiando las teorías previas sobre la evolución cósmica. Apodadas “Monstruos Rojos”, estas galaxias surgieron apenas 1000 millones de años después del Big Bang y muestran una eficiencia de formación estelar mucho mayor de lo que se creía posible.
Los hallazgos, publicados en la revista Nature, generaron un intenso debate en la comunidad científica. Durante décadas, los modelos tradicionales sostenían que las galaxias crecen gradualmente a partir de acumulaciones de gas que se condensan en estrellas a lo largo de miles de millones de años.
Sin embargo, las observaciones del James Webb sugieren que estas estructuras se formaron en tiempos récord, obligando a los astrónomos a replantear las bases de la cosmología.
Cuando el telescopio comenzó a examinar el universo temprano, los científicos esperaban encontrar galaxias en sus primeras etapas de evolución. En su lugar, descubrieron sistemas completamente formados, con masas comparables a las de la Vía Láctea.
“Nuestra investigación está transformando nuestra comprensión de la formación temprana de galaxias”, explicó Mengyuan Xiao, investigadora de la Universidad de Ginebra y autora principal del estudio.
Los “Monstruos Rojos” se caracterizan por su brillo rojizo, causado por la gran cantidad de polvo que absorbe la luz de longitudes de onda más cortas. Gracias a la capacidad infrarroja del James Webb, los astrónomos pudieron estudiar estos objetos con un nivel de detalle sin precedentes, descubriendo que su tasa de formación estelar es dos o tres veces más eficiente que la de galaxias posteriores.
“Estos resultados indican que las galaxias del universo primitivo podrían formar estrellas con una eficiencia inesperada”, señaló Xiao.
El equipo de científicos utilizó el espectrógrafo grism de la Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam) del James Webb para medir la distancia y la masa estelar de estas galaxias. Se enfocaron en 36 galaxias masivas con características singulares, pero tres de ellas destacaron por su tamaño y velocidad de crecimiento.
Sus masas estelares son tan grandes que requieren una conversión de gas en estrellas del 50 %, un porcentaje significativamente superior al 20 % observado en galaxias más recientes.
“Muchos procesos en la evolución de las galaxias tienden a limitar la velocidad de conversión del gas en estrellas; sin embargo, de alguna manera, estos Monstruos Rojos parecen haber sorteado rápidamente la mayoría de estos obstáculos”, comentó Stijn Wuyts, profesor de astronomía en la Universidad de Bath y coautor del estudio.
Las causas de este fenómeno aún no están claras. Una posible explicación es que las primeras galaxias tenían acceso a mayores cantidades de gas frío, lo que habría permitido un proceso de formación estelar más eficiente.
También es posible que existieran condiciones físicas en el universo primitivo que aún no fueron completamente comprendidas. “A medida que estudiemos estas galaxias con mayor profundidad, nos ofrecerán nuevos conocimientos sobre las condiciones que moldearon las primeras épocas del universo”, concluyó Xiao.
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