El semáforo de River preocupa porque está clavado entre el rojo y amarillo: muchos aplazos y pocos que zafan


Son horas de debates internos para Marcelo Gallardo, de reflexiones sobre la marcha. La final perdida de la Supercopa Internacional ante Talleres en Paraguay fue un duro e inesperado golpe para River. Se antoja, además, un punto de quiebre en la temporada. Pero el entrenador no cuenta con demasiado tiempo para trabajar ni para sacar profundas conclusiones. Así, al Muñeco le urge actuar y tiene dos alternativas: patear el tablero o darles otra oportunidad a los que vienen fallando.

“Hasta ahora no hubo representatividad, nos falta mostrar otra cara de acuerdo a lo que nos identifica. Cuando no salen las cosas hay que seguir insistiendo. Y si hay que cambiar, hay que cambiar. Pero no nos tenemos que volver locos y ver todo negativo”, dijo Gallardo tras la caída en Asunción.

Tiene culpas Gallardo del momento de River, por supuesto. Pero también es cierto que son los deportistas los que actúan cuando la pelota se mueve. Y el rendimiento de los futbolistas está muy por debajo de lo esperado. Incluso refuerzos de selección como Germán Pezzella y Lucas Martínez están en deuda. Son muchos los jugadores que aparecen en rojo y en amarillo en el semáforo de los niveles individuales, y simplemente tres los que alcanzan la luz verde.

La mochila de los 10 millones de dólares le pesa a Sebastián Driussi, lo mismo que le sucede a Alan Velasco en Boca. La diferencia es el Gordo conoce los pasillos del club. Así y todo, no termina de arrancar. Es probable que Gallardo lo haya apurado en su regreso: lo mandó a la cancha con solo 10 entrenamientos y luego de estar parado cerca de 3 meses. Su promedio es de 4,2.

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