El plan económico, en el primer año de Milei: los números clave de la gestión y las 5 variables para mirar en 2025Por Mariano Boettner

El primer aniversario del plan económico del gobierno de Javier Milei transcurrirá en el medio de un contexto de calma cambiaria y euforia en los mercados instalada hace meses, un ritmo de inflación marcadamente en desaceleración y que tiene sus índices mensuales más bajos en tres años, una actividad económica y salarios con mejoras recientes pero aún con un trecho a recuperar, y un manojo de preguntas sobre lo que viene, en especial sobre si habrá un reajuste en el armazón de política cambiaria que diseñó el Gobierno para blindar su plan económico y dejarlo menos expuesto a los vaivenes el humor financiero.

El primer año de gestión de Luis Caputo al frente del Ministerio de Economía y de Santiago Bausili en el Banco Central mostró que las primeras páginas del manual de economía libertaria incluyeron medidas de emergencia para la fase inicial de gobierno, la aceleración en la hoja de ruta ante contratiempos hacia mitad de año y un fin de año con estabilidad financiera y con cepo cambiario aún con clara vigencia e incidencia sobre las dinámicas de entrada y salida de dólares de la economía.

Ese manual libertario propició, de arranque, un salto del tipo de cambio más elevado que lo esperado por el mercado, de casi 120%, y un programa de tasas de interés negativas del Banco Central que licuó stocks en pesos y desplomó el peso de los intereses de la deuda remunerada de la autoridad monetaria. En simultáneo, el Gobierno ejecutó un ampuloso ajuste fiscal para conseguir superávit desde los primeros meses de mandato y dar una señal a los mercados sobre la vocación de ahorro y de solvencia para el pago de la deuda.

La secuencia que eligió el equipo económico para estabilizar la economía fue, de esa forma, una fuerte devaluación, liberación de precios controlados con suba de tarifas, licuación de stocks y un déficit cero inmediato, sostenimiento del cepo cambiario y administración del pago de importaciones, emisión monetaria cero, dólar blend para que los dólares paralelos tengan oferta y ancla cambiaria con un dólar oficial que se actualiza sistemáticamente más lento que la inflación. Con ese esquema el Gobierno consiguió acumular reservas e iniciar un camino de baja de la inflación.

Sobre mitad de año, una baja de la tasa de interés de referencia más rápida de lo que esperaba el mercado y una caída de reservas provocó un alza en los dólares financieros y de la brecha que obligó al Poder Ejecutivo a pasar de página e inaugurar una segunda fase del plan económico, con un torniquete monetario más potente y una inyección aún mayor de oferta al contado con liquidación para aplacar la presión cambiaria.

Una medida fue clave para transitar los últimos meses: el blanqueo de capitales aprobado en la Ley de Bases actuó como maná para el plan económico y agregó más de USD 20.000 millones al sistema financiero, lo que hizo crecer las reservas y el crédito en dólares. La persistencia de un carry trade atractivo sostiene el clima favorable en las pantallas financieras, acompañado de un riesgo país a la baja, bonos y acciones con muy marcadas recuperaciones desde el inicio del gobierno libertario, descomprimieron cualquier tensión en la parte final del año.

El Gobierno comenzó su mandato con una idea primigenia, que fue equilibrar las cuentas públicas a manera de shock, sin ningún tipo de gradualismo. Un informe de Romano Group puso de manifiesto cuál fue, a un año de gestión, la importancia de esa primera medida.

“El oficialismo logró, a base de resultados, convencer al mercado que el superávit fiscal era innegociable y uno de sus pilares de su programa económico. Recordemos que 2023 culminó con un déficit primario de 2,6% del PIB. Ello significa que la gestión revirtió 5 puntos de resultado fiscal, algo que no se presentaba desde hace más de 40 años”, plantearon.

Puesto en otros números, en los primeros diez meses de mandato -último dato disponible- el superávit primario acumulado supera los 13,4 billones de pesos, y al suma en la cuenta los intereses de deuda, ese número sigue siendo superavitario hasta los 3,8 billones. Casi mitad del ajuste fiscal estuvo sostenida en el recorte a jubilaciones y pensiones (24,2% del total) y en obra pública (23,6%), de acuerdo a datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

De acuerdo a estimaciones de la consultora LCG, la última foto muestra que “en términos de la metodología del Fondo Monetario Internacional, las reservas netas se ubicaron en USD -5.159 millones, acumulando un incremento de USD 6.000 millones respecto a diciembre pasado, lejos de la meta comprometida con el FMI para este año (USD 9.700 millones prevista para fines de diciembre)”, consideraron.

El equipo económico decidió reservarse cualquier tipo de gradualismo para el cepo cambiario. Así, prefirió establecer primero un esquema de administración de pago de importaciones luego de eliminar la discrecionalidad de las SIRAs, y eliminar controles paulatinamente. De todas formas, quedan fuertes restricciones, entre ellas la prohibición para las empresas para operar con dólar oficial y paralelos -solo puede escoger uno de los dos mercados-, el giro de dividendos y el atesoramiento limitado para personas y compañías.

La Casa Rosada buscó, desde el inicio del mandato, privilegiar la baja de la inflación para poder mostrar un resultado concreto de gestión y subsumió todos las decisiones de la política economía en función de esa meta.

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