El Patón Bauza recibió un conmovedor homenaje de Liga de Quito en Ecuador y mostró con entereza su lucha contra una enfermedad cognitiva
Edgardo Bauza es un símbolo del fútbol argentino pero también un ejemplo de entereza para toda la sociedad. Tras una trayectoria como futbolista que lo tuvo como ídolo en Rosario Central y representando a la Argentina en el Mundial de Italia 90, brilló como DT en el Canalla pero se hizo eterno en Liga de Quito y San Lorenzo, donde se consagró campeón de la Copa Libertadores, méritos que le valieron un justificado pero fallido paso por la Selección. Pero el Patón escribe un legado en su vida que va más allá del fútbol.
En septiembre de 2021, tres años después de levantar la Copa Argentina con el Central de sus amores y tras un largo tiempo sin dirigir, su representante Gustavo Lescovich aclaró que el entrenador se había retirado de la profesión, revelando lo que se comentaba por lo bajo pero nadie quería confirmar. El nacido en Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe, sufría una enfermedad que le impedía seguir trabajando.
Instalado en Ecuador, donde es considerado una leyenda tras lograr con Liga de Quito una de las máximas consagraciones en la historia futbolística de ese país, de la salud del Patón habló su hijo Maximiliano. «Cuando él terminó de trabajar en Central lo llevamos al médico, porque había en él actitudes raras. Fue un año y medio de consultas y estudios hasta que le dieron el diagnóstico», dijo en declaraciones radiales.
Y agregó: «La enfermedad está avanzada, pero él está cuidado, contenido. Es complicado tener una conversación fluida con él». El mal que padecía Bauza tenía nombre: demencia frontotemporal, una enfermedad cognitiva que según los especialistas puede ser todavía más dura que el Alzheimer.
Cuidado y contenido, así se lo vio al Patón en su primera aparición en mucho tiempo, para formar parte de un homenaje de Liga de Quito, que armó la llamada Fiesta de la Noche Blanca, con un partido de leyendas que incluyó a los campeones de 2008.
El ex entrenador caminó como pudo y recibió una ovación de parte del público local, que coreó su nombre en señal de agradecimiento. El reconocimiento a un grande, que va mucho más allá del fútbol.
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