El gobierno de Lula ve positivo los controles de Argentina en la frontera, pero está en alerta por el frente pro-Trump de Milei y Peña
El Gobierno de Lula da Silva consideró “positivo” que la administración de Javier Milei refuerce sus controles fronterizos con Brasil para poner orden migratorio y detener los crímenes transnacionales.
A pesar de la tensión entre los gobiernos de Brasilia y Buenos Aires, Lula optó por una estrategia diferente a la del boliviano Luis Arce, mediante las gestiones de su ministro de Justicia y Ciudadanía, Ricardo Lewandowski
Arce mantiene una protesta por el incremento de los controles en la frontera de Argentina y sobre todo contra el anuncio de un intendente salteño de que levantará un alambrado de 200 metros para desviar el flujo de los que se conocen como «bagayeros».
Afirman en Brasilia, sin embargo, que las declaraciones de Lewandowski, ex juez del Tribunal Supremo Federal, no quieren decir que irán más allá de los controles que ya existen de manera bilateral y a través del Mercosur. Porque, sostienen, tampoco conocen la “letra” de lo que busca el nuevo gobierno de Argentina que, aseguran, no les han hecho llegar quiso decir exactamente Patricia Bullrich la semana pasada.
La ministra de Seguridad anunció una ampliación de los controles en la frontera de Misiones con Brasil a través del llamado Plan Güemes, que lanzó a fines de año en Salta y que fue lo que enojó al gobierno de Bolivia. Ocurre que el intendente de Aguas Blancas anunció la construcción de un alambrado de 200 metros para desviar y controlar más el paso de migrantes bolivianos. Lo apoyaron el gobernador Gustavo Saez, la ministra Bullrich y hasta el presidente Milei.
El ir y venir que puede resultar en una reforma migratoria en la Argentina se producen en el contexto de la existencia de un nuevo grupo de la nueva derecha latinoamericana fortalecida con llegada de Donald Trump y que, con sus matices y sus estilos integran Javier Milei, Santiago Peña, Nayib Bukele y el joven Daniel Noboa.
Este grupo, aunque minoritario, ha dejado sin el liderazgo regional que tuvo en los años anteriores el veterano Lula da Silva, cuyo gobierno se mantiene en alerta también por las implicancias internas frente al bolsonarismo, pero preserva lo que desde hace décadas aplica con Argentina: la “paciencia estratégica” ante determinadas crisis.
En este caso, Lula ya no contesta las declaraciones más explosivas y disruptivas de Milei, con el que mantuvo fuertes choques. Milei lo llamó varias veces comunista y corrupto. En la reciente asunción de Trump en Washington criticó a su gobierno porque la justicia de Brasil no dejó salir del país al ex presidente Jair Bolsonaro, cuyo pasaporte está retenido a raíz de las diversas causas que lo salpican.
Para el caso, fue el eje pro Trump, que encabezan Milei y Peña, los que acaban de frustrar una reunión de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y Caribe (Celac) que con la hondureña Xiomara Castro a la cabeza, buscó sin éxito tratar el endurecimiento de las medidas inmigratorias por parte del republicano y cuestiones ambientales. Los ministros de Defensa de Argentina y Paraguay además, coordinan políticas para también reformar las fronteras con una mayor militarización, en la medida que sus respectivas leyes se lo permitan. Luis Petri es en este caso quien más limitado está.
El gobierno de Milei además sugirió que podrían retirar a la Argentina del Acuerdo de París y de la Organización Mundial emulando a Trump con EE.UU.
Y tanto el libertario, como el paraguayo, que debe compensar las sanciones de Estados Unidos a su padre político, el ex presidente Horacio Cartés, son los mandatarios más alineados de la región a Israel. El paraguayo ya lo dispuso, el argentino, lo hace por etapas: ambos buscan trasladar la embajada de sus países de Tel Aviv a Jerusalén. Lula está muy lejos de esta decisión, por el contrario, a diferencia de Milei, no fue invitado a la asunción de Trump y se mantiene en tensión por la cuestión palestina con Israel.
Consultado por Clarín, Diego Guelar, contó que siendo él embajador en Brasil, en 1996 cuando el gobierno de Carlos Menem inauguró un sistema satelital de control de fronteras en el que se detectaron 100 vuelos entre Paraguay y Brasil viceversa tan sólo en las primeras 24 horas. “Esto significa que el control de fronteras no son 200 metros de alambre”. Contó que el gobierno de Fernando de la Rúa canceló ese sistema satelital integral y se argumentó entonces que hubo irregularidades en la licitación. Sin embargo nunca más se implementó un sistema eficiente como aquel. Luego hay unos radares, agregó. “No tenemos otro control. Hay gente que pasa paquetes desde Bolivia pero el verdadero tránsito ilegal es por vía aérea y marítima y no hay ningún control”.
Pero si bien en Brasil siguen muy de cerca el componente ideológico de la alianza de Milei con Trump, lo más importante es la cuestión migratoria por un lado -Lula criticó el trato dispensado a los brasileños ilegales enviados esposados por no escaló la situación al nivel del colombiano Gustavo Petro- y por el otro lado, la arancelaria.
Así como Guelar destaca que la Argentina no será afectada por la política arancelaria de Trump directamente debido a que los primeros socios comerciales son Brasil y China, lo que precisa Milei de Trump es una alianza con “pago al contado”. Y es el apoyo de Trump para que el FMI apruebe un nuevo crédito a la Argentina. Eso es ciento por ciento parte de la alianza entre el libertario y el republicano
En cuanto al proteccionista del libertario y los aranceles que busca imponer, en Brasil afirman que no son blanco de la nueva política puesto que el comercio entre ambos no es deficitario para Estados Unidos como es su caso, con Canadá, México y China.
Aún así la diplomacia brasileña estudia el caso, y ante la prensa de su país, los funcionarios afirman que tienen como caso las amenazas de Trump, en su primer mandato, cuando en 2018 amenazó con aranceles a Brasil, lo que al final no ocurrió.
Mientras en el gobierno de Milei planean por otros escenarios que hacen a las necesidades urgentes de nutrirse de divisas otra vez, en el gobierno de Lula estudian la retaliación que aplicarían a EE.UU. en caso de imponérsele barreras hoy.
Y siguen atentos los planes de Milei de firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, un deseo a contramano de la política proteccionista que está aplicando Trump, pero que sin embargo puede dañar de muerte al Mercosur. Como se sabe, los hombres de Milei ya han dicho que el presidente está dispuesto a irse del bloque que integran Brasil, Paraguay y Uruguay si no lo dejan firmar un TLC con su aliado y que aún está verde para Washington. Por ahora lo único palpable es la notable pasividad al momento de Argentina como país presidente del Mercosur durante este semestre.
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