El Gobierno avanza en la segunda fase para recomponer el balance del BCRAPor Daniel Sticco

En su discurso en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, Javier Milei dijo que el programa financiero del Poder Ejecutivo “no implicará un aumento de la deuda neta” porque será utilizado para cancelar pasivos en manos del Banco Central que fueron emitidos por el Tesoro.

“Dada la importancia estratégica que tiene este acuerdo para Argentina, quiero anunciarles que en los próximos días le pediré al Congreso que apoye al gobierno en este nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, dijo el mandatario.

En esa línea Milei precisó: “Este nuevo acuerdo nos brindará las herramientas para allanar el camino hacia un esquema cambiario más libre y eficiente para todos nuestros ciudadanos y para poder atraer mayores inversiones que se traduzcan en menor inflación, mayor crecimiento y nivel de empleo, con las consecuencias de mejores salarios que implican menor cantidad de pobres e indigentes”.

Se trata de la segunda etapa en el camino para quitar de la hoja de balance del Banco Central toda presencia de la Tesorería de la Nación, no sólo porque eso ha debilitado las reservas en divisas de la entidad, sino también para quitarle a los jueces internacionales -en los numerosos pleitos que tienen a su cargo, como el de la estatización de YPF- el argumento de que el BCRA es el alter ego del Estado.

La primera etapa consistió en el traspaso a la Administración Central de los pasivos remunerados, como fueron en su momento las Lebac, Leliq y Pases -todos instrumentos de regulación monetaria para absorber la liquidez generada por la emisión primaria para financiar el desequilibrio de las finanzas públicas-, llegaron a representar más de 10% del PBI y provocaron la casi total extinción del crédito del sector privado.

La segunda fase consiste en cancelar las Letras Intransferibles del Tesoro Nacional (LITN), las cuales adquirieron relevancia en el inicio del gobierno de Mauricio Macri, cuando se adoptó la estrategia de hacer frente a la abultada herencia de la segundo presidencia de Cristina Fernández de Kirchner de operaciones en el mercado de futuros de dólar. Se emitieron más de USD 14.000 millones a cambio de dólares líquidos de las reservas internacionales, para cubrir obligaciones de deuda externa y otros compromisos financieros del Estado.

De ese modo, se debilitó severamente la posición neta de reservas de libre disponibilidad del ente monetario, ya que pasaron de representar 23,4% de las reservas brutas en divisas a poco más de 71%, y llegaron a un máximo de 130% un año después, consolidando una forma de financiamiento poco transparente que fue creciendo con cada gobierno.

Cabe recordar que el problema de las Letras Intransferibles de la Tesorería fue una herramienta creada en el gobierno de Néstor Kirchner, que el BCRA recibió como “pago” por ceder reservas en divisas para cancelar el saldo de deuda con el Fondo Monetario Internacional -unos USD 10.000 millones en enero de 2006.

Tras la tarea de sinceramiento cambiario, tarifario y de las finanzas públicas en el resto de la gestión del gobierno de Cambiemos las LITN vuelven a perder relevancia en el activo del BCRA, y retroceden a fin de período, al 21,2% de las reservas brutas.

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El Gobierno de Milei, con una política diametralmente opuesta, en busca de recuperar la solvencia de las finanzas públicas y sanear el Banco Central, como pilares para bajar la inflación logra reducir la relevancia de las LITN al 60% de las reservas en sólo seis meses, y lo sostiene hasta cumplir el primer año de presidencia.

Desde la última semana de enero 2025, se advierte un fuerte salto de las LITN de USD 19.755 millones a USD 23.162 millones al tipo de cambio oficial mayorista -sube a poco más del 80% de las reservas brutas-, el cual, según explicaron fuentes oficiales, se relaciona con la emisión de títulos por parte del Tesoro Nacional para cancelar parte de los intereses de vencimientos previos con el BCRA.

De esta forma, el Gobierno accedió en enero último a divisas líquidas de las reservas internacionales del Banco Central, aunque a costa de reemplazar activos líquidos por títulos intransferibles que no generan intereses.

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