El Dakar quiere volver a las fuentes: viaje a las entrañas del bivouac, el mítico campamento nocturno en medio del desierto de Arabia Saudita
El Dakar es extremo por naturaleza. La competencia somete a las tripulaciones y a las máquinas a exigencias por demás llamativas. Y dentro de la historia y de la tradición, la organización intenta asemejarse a los orígenes de esta dura competencia, cuando cruzaban los desiertos del norte de África sin protección, ni tecnología de avanzada como hoy conocemos, y con el espíritu de aventura a flor de piel.
Todo esto cambió con los años. La competencia se profesionalizó, el ingreso de las terminales automotrices, al igual que los grandes nombres de la industria de las motos, modificó drásticamente a la competencia.
Sin embargo, se pretende volver a los orígenes. Y en este caso, la organización estableció las 48 Horas Chrono, una modalidad que se asemeja con las vivencias de aquellos intrépidos que desafiaban a los peligros del África.
Esta vez, los competidores comparten una vivencia única: se distribuyeron en seis campamentos en el desierto, según el orden de clasificación en la etapa, y pasaron la noche sin comodidades. Apenas una carpita, raciones de alimentos para pasar esa instancia, y un fogón. Nada más
Claro que a la llegada, algunos contaron las experiencias vividas allá en el desierto, lejos del campamento central ubicado en Bisha, en el punto más sureño que tendrá este recorrido de más de 8000 kilómetros.
Rostan contaba su anécdota cuando llegaron los dos competidores chinos. “No sabían armar las carpas. Lo más loco era que las carpas eran chinas, por lo que las instrucciones las entendían sólo ellos”.
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