Ecuador ya elige presidente, en un país agobiado por la violencia narcotraficante, endeudado y polarizado
Unos 14 millones de ecuatorianos votan este domingo para elegir al próximo presidente, en un país desangrado por la violencia del narcotráfico, endeudado y dividido entre el regreso de la izquierda o la continuidad del actual mandatario Daniel Noboa.
Los primeros sufragantes llegaron a cuentagotas y abrigados por el frío de la capital andina, rodeada de volcanes y a 2.850 metros sobre el nivel del mar. Algunos policías requisaron sus mochilas antes de entrar a los colegios electorales.
«El país se está cayendo. Lo único que pido al presidente entrante es que arregle lo mal que está», dijo Luis Jaime Torres, un comerciante de 28 años, antes de votar en Quito.
Aunque rige la veda para la publicación de encuestas, varias firmas dan como favoritos a dos candidatos opuestos: Luisa González, delfina del expresidente socialista Rafael Correa (2007-2017), y Noboa, el actual gobernante. Todo indica que ninguno tendrá suficiente margen para evitar el balotaje del 13 de abril.
El ganador de las elecciones será quien obtenga en la primera vuelta la mayoría absoluta, es decir, más del 50% de los votos, o quien acumule el 40% de los sufragios y una diferencia de 10 puntos sobre su inmediato rival. El próximo presidente asumirá el poder en mayo. En Ecuador, el voto es obligatorio para los ciudadanos entre 18 y 64 años, y optativo para los adolescentes desde 16 y 17 años y los adultos mayores a 65.
El presidente votó acompañado de su familia en el balneario de Olón (suroeste).
Los ecuatorianos esperan que el próximo gobierno pueda reflotar un país en crisis económica y anegado por la guerra entre una miríada de carteles enfrentados por el botín de la cocaína.
Bajo la sombra de un magnicidio en 2023, las campañas transcurrieron en medio de fuertes esquemas de seguridad y propuestas enfocadas en frenar la violencia, que deja una tasa de 38 homicidios por cada 100.000 habitantes.
El servicio de emergencias alertó sobre «graves denuncias de un posible atentado contra la democracia», sin ahondar en detalles. Las fronteras están cerradas y militarizadas hasta el lunes.
«He tenido amenazas (…) Hay informes de inteligencia que dicen que hay riesgos, que quieren atentar contra mi vida», dijo la candidata González a la AFP.
Ecuador necesita «una solución a la delincuencia, la corrupción y la economía, todas esas deudas que tiene el país», dijo a la AFP la diseñadora Paula Carrión, de 26 años.
Los favoritos
Los ecuatorianos ejercerán el sufragio obligatorio para elegir presidente y vicepresidente de entre 16 binomios, 151 asambleístas y cinco parlamentarios andinos.
En este nuevo duelo electoral entre Noboa, de 37 años, y González, de 47, ella va por la revancha y él por la reelección. Los candidatos se enfrentaron en los comicios de 2023, en los que el millonario empresario se convirtió en uno de los presidentes más jóvenes del mundo.
Esta vez, González aspira a ser la primera presidenta electa en la historia del país.
Heredero de un magnate bananero, Noboa dio la sorpresa en 2023 cuando fue elegido pese a su magra experiencia política.
![La candidata presidencial del correísmo, Luisa González, asiste a votar durante las elecciones presidenciales. Foto EFE](https://www.clarin.com/img/2025/02/09/asfoolonj_720x0__1.jpg)
Ganó la elección para completar hasta mayo próximo el período de Guillermo Lasso, quien disolvió el Congreso y llamó a elecciones anticipadas para evitar que el Legislativo lo destituyese en un juicio político por corrupción.
Muy activo en redes sociales, Noboa se ha hecho popular como un gobernante con mano de hierro contra el narco, deportista, músico, amoroso con su familia y amante de los tatuajes.
«El Ecuador ya cambió y quiere seguir cambiando, quiere consolidar el triunfo», dijo el mandatario.
Su némesis, González, es una madre soltera, tatuada y cristiana con una agenda que promete más seguridad «con justicia social» y respeto a los derechos humanos.
Expertos cuestionan los escasos proyectos de los candidatos para enfrentar la peor crisis en medio siglo, con campañas plagadas de desinformación en redes sociales y el uso cada vez más sofisticado de la inteligencia artificial.
«Es un reality, una memecracia (…) y eso lo único que logra es que la gente se desconecte de la política (…) es una sociedad que ha bajado los brazos», apunta el analista político Leonardo Laso.
Noboa termina un breve pero vertiginoso mandato: cortes de electricidad por una histórica sequía, disputas diplomáticas con México y denuncias de abusos de la fuerza pública en su ofensiva contra el crimen.
Cuatro niños fueron asesinados y calcinados en Guayaquil (suroeste), en un caso que enloda a 16 militares.
Los ecuatorianos resienten los estragos de un Estado endeudado con una pobreza del 28% y concentrado en financiar la costosa guerra contra el narco.
Para el analista Laso, estos espectaculares operativos proyectan una imagen del país que espanta «toda posibilidad de inversión» y genera «un clima adverso a la generación de empleo».
La deuda pública bordea el 57% del PIB, según el FMI.
El futuro de Ecuador es «desolador, sinceramente. Hay que votar con conciencia», clama la estudiante Valentina Moncayo, de 18 años.
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