WASHINGTON.- En un giro dramático en las alianzas globales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se alineó con Rusia y se alejó de Europa y votó en contra de Ucrania en las Naciones Unidas al cumplirse el tercer aniversario de la invasión ordenada por el gobierno de Vladimir Putin, que desató el peor conflicto en el Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial. Trump volvió además a elevar la presión sobre Kiev desde la Casa Blanca al afirmar que puede finiquitar la guerra “en semanas” con un acuerdo con Moscú que impida una escalada mayor en el conflicto.
“Podríamos acabar con esto en cuestión de semanas. Si somos inteligentes. Si no lo somos, esto seguirá así y seguiremos perdiendo a jóvenes y bellas personas que no deberían estar muriendo”, dijo Trump en el Oval, junto con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien viajó a Washington para discutir el final de la guerra. “Esto podría derivar en una Tercera Guerra Mundial y no queremos que eso ocurra”, insistió.
Trump dijo que están cerca de cerrar un acuerdo con Ucrania para la explotación de minerales críticos –un negocio que ahora aparece atado al respaldo de Estados Unidos– y dejó la puerta abierta a la presencia de “tropas de paz” en el país como parte de un alto al fuego con Rusia. Trump se negó a llamar dictador a Putin, tal como hizo con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky. Y dijo que puede llegar a viajar a Moscú si hay un acuerdo, otra señal de su acercamiento a Putin.
La Asamblea General de la ONU adoptó una resolución presentada por Ucrania que exige la retirada “de inmediato, por completo y sin condiciones” de Rusia. La resolución tuvo 93 votos a favor, 18 en contra –entre ellos, Estados Unidos y Rusia– y 65 abstenciones.
La votación y las declaraciones de Trump al recibir a Macron en la Casa Blanca reafirmaron el giro en la política exterior de Estados Unidos. Al distanciarse de Europa, Trump se alineó con Rusia, Corea del Norte, Bielorrusia, Sudán y Venezuela, entre otras naciones. El gobierno de Javier Milei, que sigue la misma línea que la administración trumpista, se abstuvo en la votación sobre Ucrania, una postura que marcó la primera grieta en el apoyo de Milei al gobierno de Zelensky, ahora más debilitado para encarar una negociación con Putin.
En un momento crítico para las relaciones globales, Macron llegó a Washington para su primera visita desde el retorno de Trump al poder con una misión concreta entre manos: fortalecer la posición de los aliados europeos, evitar que Ucrania y Europa y los intereses del Viejo Continente sean ignoradas y apartados de las discusiones para poner fin a la guerra iniciada con la invasión de Rusia ordenada por Vladimir Putin, y conseguir “garantías de seguridad” para las naciones europeas, temerosas de que Putin, envalentonado, intente avanzar mucho más allá de Ucrania.
“Esto es responsabilidad de Rusia porque Rusia es el agresor”, se diferenció Macron, sentado al lado de Trump en el Salón Oval. Al final del día, Macron dijo que habían dado “pasos sustantivos hacia adelante”.
Desde su primer encuentro, Macron y Trump forjaron una relación singular en los vínculos entre Estados Unidos y Europa, distinguida por una cercanía especial, que Trump nunca tuvo con otro líder, pero también por una pulseada incesante entre dos mandatarios que siempre se mostraron dispuestos a medir su fortaleza en público, a la vista de todos. La marca registrada de ese duelo han sido sus apretones de manos, varios de los cuales se han viralizado y han sido objeto de todo tipo de análisis. Dos, particularmente largos, quedaron para los anales: uno en una cumbre de la OTAN, en Bruselas, y otro, en París, en los Campos Elíseos, ante la mirada de sus esposas, durante las celebraciones del día de la independencia.
En una conferencia de prensa luego de su encuentro en el Salón Oval y de una reunión bilateral junto con sus colaboradores, Trump y Macron intentaron minimizar las crecientes distancias entre Washington y Europa, y se mostraron como dos aliados y “amigos” que tienen un objetivo común: lograr una paz en Ucrania. Pero las declaraciones de ambos mandatarios dejaron a la vista sus divergencias respecto del conflicto y Putin. Trump se mostró urgido por llegar a un acuerdo, abriendo la posibilidad de que primero se firme un “alto al fuego”, y luego un pacto para zanjar el conflicto. Macron insistió, en varias ocasiones, en la necesidad de que haya “garantías de seguridad” para Europa, y en que un acuerdo no debe implicar “una rendición de Ucrania”. Con todo, el presidente francés se mostró conforme con los avances en las discusiones.
“Como europeos, nos hemos comprometido a ser partes interesadas en estas garantías de seguridad”, afirmó. “Y somos muy conscientes de que los europeos deben hacer más por la seguridad en Europa, por la defensa en Europa y por compartir de manera más justa la carga de seguridad que su país ha soportado durante tantos años”.
“Compartimos el mismo objetivo: la paz lo antes posible”, dijo el presidente francés.
Macron avaló el diálogo con Putin, pero dijo que para lidiar con el presidente ruso hay que tener garantías de seguridad y que los europeos quieren una “paz duradera” en Ucrania, una prioridad que Trump nunca mencionó.
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