¿De qué estaremos hablando dentro de 10 días?

La “gaffe” protagonizada por el presidente Milei a fines de la semana pasada genera el interrogante planteado en el título de estas líneas. Que no busca desorientar al lector sino precisamente lo contrario: ayudarle a que mire los diferentes aspectos que tiene la cuestión, y particularmente que, con perspectiva histórica, ponga en duda la miopía que surge más de la pasión que del análisis.

¿Qué supermercado modificó sus precios el lunes pasado? ¿Quién salió corriendo a comienzos de esta semana al banco donde tiene sus depósitos para retirarlos por temor a un nuevo corralito? ¿Qué fabricante suspendió sus ventas hasta que esto se aclare? ¿Quién cree que el episodio pone en duda la determinación del Poder Ejecutivo Nacional de mantener el equilibrio fiscal? ¿A quién se le ocurre que Federico Sturzenegger detendrá su ímpetu desregulador? ¿Pueden ser tan necias las autoridades del FMI para no celebrar el acuerdo que todos dicen que esta cocinado por el episodio bajo análisis?

Todo esto forma parte de la realidad, junto a la de “los mercados”; como si los de la leche, los libros y los anteojos no fueran mercados.

Milei les dejó a los periodistas y a los políticos de la oposición la pelota frente al arco y con el arco desguarnecido. No les pidamos que no aprovechen la oportunidad, pero tampoco nos agotemos en esto. Dentro de 10 días muchos periodistas seguirán hablando de esto, muy probablemente; dentro de 10 días muchos dirigentes de la oposición seguirán hablando de esto, seguro. Pero la enorme mayoría de los seres humanos nos levantamos todos los días a ver cómo le encontramos la vuelta (mis héroes son aquellos que a la mañana de cada día todavía no saben cómo les van a dar de comer a sus familias).

La “gaffe” afectó la imagen presidencial. Chocolate por la noticia. Recalcular el probable cambio en el resultado de la elección de medio período, que tendrán lugar el próximo 26 de octubre, es un chiste. Irrelevante para la toma de decisiones. Quien dice que había decidido instalar una fábrica pero que ahora va a esperar hasta después de las elecciones, probablemente no tenía muchas ganas de encararla y encontró un buen pretexto.

La experiencia y mis lecturas de la historia me aconsejan tomar distancia de la inmediatez. Ni estábamos tan bien hasta el jueves pasado, como ahora decimos; ni estamos tan mal ahora, como algunos afirman.

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