Cuando los jubilados de la mínima hayan cobrado el beneficio del próximo mes habrán perdido unos $78.815 por efecto del congelamiento del bono extraordinario que paga el Gobierno, en lo que configura como una política previsional donde los más pobres financian los incrementos de los que están por encima de ellos en la escala.
¿A qué se debe esa situación? Si el Gobierno hubiera aplicado el mismo criterio para actualizar el bono de $70.000 que el empleado para subir el valor de los haberes previsionales desde marzo del año pasado, éste tendría que ser un 113% más alto, de acuerdo con estimaciones del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Es de recordar que la mínima (sin bono) que se cobró en marzo de 2024 fue de $134.467, mientras que la se va a percibir en abril próximo (en función de la inflación de febrero de 2,4%) será de unos $285.821. Si el bono hubiera seguido el mismo derrotero, tendría que ser de unos $148.815.
Aunque la suma del haber mínimo más el bono congelado ya le está ganando a la inflación del último año, la realidad es que este grupo de beneficiarios podría estar cobrando mucho más, si en vez de seguir entregando el bono, el Gobierno lo hubiera incorporado al básico en marzo del año pasado.
El mes que viene, los beneficiarios del sistema que están en el escalón más bajo de la pirámide van a percibir en la mano aproximadamente $355.820, mientras que en 2024 había recibido $241.283. Eso marca un incremento de cerca del 47% contra una inflación de abril a abril que podría ubicarse en 44% (estimando que en marzo el IPC vuelva a ser del 2,4% y bajo a abril al 2%). El resto de los jubilados que no tienen bono tendrán un incremento de casi el 67%.
Los que menos ganan más aportan
El esquema que eligió el Gobierno para estabilizar el gasto previsional, aparentemente, parte del principio de que los que ganan menos reciben menos aumento de los que ganan más.
Entre los funcionarios del Palacio de Hacienda se visualiza que la mayoría de los que están en la mínima ingresó mediante moratoria, es decir, sin años de aporte. Sería como un castigo donde «pagan justos por pecadores».
Como si fuera poco, en diciembre del año pasado, el PAMI decidió restringir la cantidad de afiliados que acceden a cinco medicamentos gratis por mes. Es que a partir de ese momento se tiene que gestionar un “subsidio social”, un trámite que impone requisitos que hasta el momento no eran exigidos.
En ese contexto, no es de extrañar que la tensión con el sector previsional siga en aumento a pesar de que los haberes en general van a estar ganándole a la inflación del año pasado.
Se activó de nuevo el «taxímetro» del gasto indexado
La idea de atar la actualización previsional a la última inflación activó el “taxímetro” del gasto público. Como el año pasado ese rubro dejó un piso de comparación muy bajo, este año las Prestaciones a la Seguridad Social subieron en febrero un 47% en términos reales. Son $3,8 billones. En el bimestre, ya se llevan gastados $7,6 billones con una suba del 40% real.
Como el rubro Seguridad Social es el más importante del gasto, según datos del la Asociación Argentina del Presupuestos y las Finanzas Públicas (ASAP), en febrero, “por primera vez desde noviembre de 2023, el Gasto Total devengado de la Administración Pública Nacional presenta una variación positiva en términos interanuales de 3%”. “Excluyendo el pago de intereses, el Gasto Primario mostró una variación positiva de 10,5% ajustado por IPC”, dice el informe privado.
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