¿Cuánto cuesta aumentar el valor agregado?

Pensemos en la siguiente secuencia: exportar granos de soja a granel; exportar aceite de soja a granel; exportar aceite de soja en botellas de porcelana; exportar aceite de soja en botellas de porcelana, con la figura de Messi. Cada etapa le agrega valor a la anterior. La prohibición de exportar soja a granel favorece las ventas al exterior de aceite de soja, las cuales tienen mayor valor agregado. Y ni qué decir si se prohibiera exportar soja, excepto en botellas de porcelana, con la figura de Messi. ¿Por qué el actual Gobierno eliminó la prohibición de exportar cueros crudos, ganado en pie, chatarra, etc.?

Al respecto entrevisté al norteamericano John Whitefield Kendrick (1917-2009), quien estudió en la universidad de Carolina del Norte, doctorándose en la universidad George Washington. A partir de 1941 trabajó en la Oficina de Planeamiento de los Recursos Nacionales y desde 1946 en el Departamento de Comercio de su país.

–¿A qué se dedicó mientras fue funcionario?

–Como bien recuerda T. Rees Shapiro, una de mis primeras tareas consistió en deflactar el PBI de Estados Unidos, lo cual me llevó a estudiar la productividad, entendida como producto por hora trabajada. En 1953 me incorporé al National Bureau of Economic Research, para encarar la hercúlea tarea de estimar niveles de productividad por industria desde 1889. De este trabajo surgió la noción de “productividad total de los factores”.

–Como me ocurre con Víctor Jorge Elías, hojeando su obra usted resulta ser un economista de un solo tema.

–Así es, realicé un esfuerzo importante para definir y determinar el capital total, incluyendo sus componentes humano y no humano; al tiempo que, como bien recuerda Moses Abramovitz, diseñé un método para medir la contribución del capital en el crecimiento del PBI, enfoque que la profesión conoce como “contabilidad del crecimiento”.

–La eliminación de la prohibición de exportar bienes que se utilizan como insumos para producir otros bienes exportables plantea la cuestión del valor agregado en las ventas al exterior.

–Que requiere ser entendida a la luz del hecho de que agregarle valor a un producto tiene un costo, y por consiguiente hay que averiguar si el comprador está dispuesto a pagar ese mayor costo. Porque si no lo está, forzar la exportación de productos con mayor valor agregado le produce pérdidas a la economía en su conjunto.

–Explíquese, por favor.

–La secuencia que usted planteó al comienzo de esta entrevista ilustra bien el punto. Porque solo permitir que se exporte soja en botellas de porcelana con la cara de Messi puede tener el problema de que los compradores no lo aceptan, porque lo único que quieren comprar es… soja.

–Bueno, pero la Argentina puede decir: “Para evitar que la economía se vuelva más primitiva, comprá soja como lo decimos nosotros”.

–La Argentina puede decir lo que quiera, pero resulta que –en el caso de la soja– quienes compran el producto en su país también lo pueden adquirir en Brasil o en Estados Unidos, los cuales probablemente no tengan inconveniente en exportar soja según los deseos de los demandantes. Al respecto, cabe citar un ejemplo incluido en un libro muy conocido en su época.

–¿Cuál?

–En Economía internacional, el clásico libro de texto escrito por Charles Poor Kindleberger, se lee: “El intento de Juan Domingo Perón de aumentar el precio del aceite de lino en las exportaciones del producto a Estados Unidos indujo la producción de semillas de lino en Carolina del Norte y Minnesota”. De manera que, en vez de “traigan las casas aquí, para pintarlas”, la Argentina perdió el correspondiente mercado.

–Lo cual implica que se debería hablar del “grado óptimo de valor agregado”. ¿Cómo se determinaría?

–En la práctica, a partir de la libertad de exportación de cada etapa en la elaboración de cada producto. La clave es la siguiente: la prohibición de la exportación de un producto sin elaborar, para mejorar la rentabilidad de la exportación del producto más elaborado, mejora la rentabilidad de la producción del producto más elaborado, pero ¡a costa de la rentabilidad del otro! Es más, no solamente estamos delante de una redistribución, sin necesaria ganancia neta para el país, sino que podemos estar penalizando la producción de productos exportables sin elaborar, que tienen menor valor agregado, pero pueden generar más beneficios para la economía en su conjunto.

–Sorprende lo que usted dice.

–No debería, pero para ilustrar permítame plantear una situación diferente. En el cálculo de las cuentas nacionales distinguimos entre el producto interno, también denominado geográfico, y el producto nacional. El primero se refiere al valor agregado generado dentro de las fronteras de un país, independientemente de la nacionalidad de quienes lo generan; mientras que el segundo se refiere al valor agregado generado por los ciudadanos de un país, independientemente del lugar del mundo en que es generado.

–Deme ejemplos.

–Los beneficios generados por la filial argentina de una empresa multinacional con sede central en el extranjero forman parte del PBI interno de Argentina, pero no del nacional. Mientras que lo que gana Franco Colapinto corriendo carreras en el campeonato de Fórmula 1, integra el PBI nacional, pero no el argentino.

–¿Para qué sirve esta distinción?

–Para enfatizar el hecho de que lo que les interesa a los argentinos es que aumente el PBI nacional, no el interno. Esto, en términos de política económica, es muy importante.

–¿Por qué?

–Porque si para que una empresa extranjera se radique en la Argentina el Estado tiene que ofrecerle beneficios impositivos, prioridad en la disponibilidad de energía y crédito, restricciones a la competencia, etc., lo más probable es que la inversión aumente el PBI interno (se verá a los obreros entrando y saliendo de la fábrica, de la chimenea saldrá humo, etc.), pero no necesariamente el PBI nacional.

–¿Está usted criticando la intervención estatal, como se la conoció en la Argentina desde hace muchas décadas?

–No le niego importancia al interrogante, pero esa tarea se la dejo a los historiadores, porque a mí me interesan particularmente la política económica y las decisiones, que son siempre prospectivas. Pero debe tenerse en cuenta que la intervención estatal aplicada en el pasado generó la correspondiente estructura económica. La eliminación de prohibiciones de todo tipo genera oportunidades, pero también desafíos a quienes se beneficiaban con las regulaciones existentes. Los cuales, sobre la base de que las reformas llegaron para quedarse, están ajustando su operatoria a la nueva realidad. A quienes dicen que “esto no es fácil” les respondo: “Pero ¿quién dijo que la vida es fácil?”.

– Don John, muchas gracias.

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