En un escenario de incertidumbre del sector industrialpor los últimos anuncios de apertura de importaciones, la situación del mercado laboral en la Argentina continúa reconfigurándose mientras se ajustan variables y se incorpora la estabilidad macroeconómica en la cotidianidad. Sin embargo, las cifras de empleo durante la actual gestión han sufrido drásticas caídas.
Según un informe del Centro de Economía Política de Argentina (CEPA), durante los primeros once meses de gestión de Javier Milei se perdieron 123.957 empleos registrados en el sector privado. Estas cifras incluso contemplan la recuperación de puestos de trabajo de octubre del 2024, donde se incorporaron 5.632 personas al mercado laboral más de las que fueron excluidas, con los rubros de Comercio (4.454) y Actividades Inmobiliarias, Empresariales y de Alquiler (1.756) como líderes.
En contraposición, desde diciembre 2023 hasta octubre del 2024, la Construcción ha sufrido una sensible caída en sus posibilidades de empleabilidad, influenciada especialmente por el alejamiento del Estado nacional de la obra pública: se destruyeron 69.738 empleos en el sector. Lo sigue, como rubro más afectado, la Industria con 25.186 puestos menos.
Asimismo, las modalidades no asalariadas representaron una salida laboral para los argentinos: 26.989 personas se sumaron a un régimen de monotributista desde la asunción de Javier Milei. A esto se le añade la pérdida real del poder adquisitivo para todos los trabajadores nacionales, dado que la media salarial registró una caída del 7,2% comparando octubre del 2024 con noviembre del 2023.
La mirada de los industriales
Sin que haya perspectivas de un estallido del modelo en 2025, las industrias van a tener que adaptarse a convivir con un dólar retrasado y mayor apertura. Especialistas consultados por Ámbito opinaron sobre las últimas medidas antidumping.
Al respecto, Javier Okesniuk, director Ejecutivo de Labour, Capital and Grouth (LCG) coincide en que, en los papeles, el modelo de Milei-Caputo cierra en 2025. Es una “cuenta de almacenero”, dice. Partidario de la apertura económica, sostiene que el mercado argentino estaba “extremadamente cerrado” hasta ahora, pero advierte que abrir una economía “con el tipo de cambio atrasado se puede llevar puestas un buen número de empresas”. El economista de LCG considera que la importación es “disciplinadora de los precios” y advierte que si bien hay empresas que están sufriéndola, hay otras que se podría decir que tenían excesivos márgenes de rentabilidad.
Para Okseniuk el retraso del dólar y la facilitación de importación forma parte de la “administración de dilemas” que enfrenta el Gobierno nacional. Es decir, se trata de seguir un camino que lo lleve a las elecciones de este año sin sobresaltos.
Daniel Rosato, titular de Industriales Pyme Argentinos (IPA) estima que este año podrían cerrar unas 25.000 empresas, lo que podría dejar unas 300.000 personas sin trabajo. “Algunos se van a achicar y empezarán a importar”, explicó Rosato, que cree que los funcionarios “avanzan en esta política sin tener en cuenta las consecuencias”.
La consultora Epyca plantea, en su ultimo informe, la misma hipótesis de la administración de dilemas, y que en función de ello el equipo económico va a profundizar el retraso. “La apuesta del Gobierno a posponer la resolución de este punto todo lo posible es razonable en dos sentidos: primero, porque la presión devaluatoria tendrá menores consecuencias si en algún momento logra acumular reservas y cuando la inación sea menor a la actual; y segundo, porque está en su propio interés partidario que no haya zozobras de cara a las elecciones legislativas de este año”, dice la consultora.
Por su lado, Vectorial señala que el Gobierno intentará sortear el retraso mediante “la vía del endeudamiento, bien con el FMI o bien con el sector privado extranjero”. “Esta estrategia, por supuesto, resulta arriesgada. Se trata de soportar un déficit creciente de cuenta corriente a cambio de alcanzar una nominalidad lo más baja posible”, dice la consultora. En ese caso, advierte que “llegará el momento de abrir el cepo y pasar a un régimen cambiario más flexible, donde con el peso de un mayor endeudamiento sobre los hombros, una reversión de las expectativas podría echar por tierra el camino recorrido hasta ahora”.
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