Cristina Alberó: «Los buenos actores de teatro desaparecieron de la tele y la gente los extraña»Por Hugo Martin

En la mesa de las grandes heroínas de las telenovelas argentinas, Cristina Alberó tiene, sin dudas, su silla. Pero también, ostenta otro récord: según Wikipedia, su desnudo para la revista Playboy Argentina resultó ser la edición más vendida de esa publicación.

Lejos de la nostalgia por aquellas tiras que triunfaban en la pantalla —y hoy brillan por su ausencia—, o el impacto que provocaron esas fotografías de 1992 (ni antes ni después hizo un desnudo), la actriz volverá a las tablas el próximo miércoles 19 de marzo a las 20 horas en la Sala Argentina del ahora llamado Palacio Libertad, ex CCK. El Ciclo de Teatro Argentino —que será totalmente gratuito— comenzará con Mateo, un clásico de Armando Discépolo, en formato de radioteatro. Y en las sucesivas la acompañan Alejandro Paker, Nacho Pérez Cortés, Luis Longhi, Valentina Podio y Miguel Ángel Rodríguez. En la dirección, se alternarán Marcelo Caballero y Eduardo Gondell (el debut con Mateo le corresponde a él). Y la narración estará a cargo de Gladys Traverso.

“En este momento hacer teatro argentino, cosas que tengan que ver con nuestra cultura, es importante”, comienza Alberó en su charla con Teleshow. Y explica: “Lo vamos a hacer en formato de radioteatro. La gente se va a sentir muy impactada. En este momento todo se da como muy completo, no hay demasiado espacio para la imaginación y es lo que propone la radio y sobre todo el radioteatro, crear un espacio para la imaginación. Cerrás los ojos y te podés imaginar lo que quieras a partir del sonido, que resignifica los sentidos, no el oído”.

Esas sensaciones la transportan a su niñez: “Cuando yo era chica vivíamos en Uruguay y Corrientes. Y el dormitorio que compartía con mi hermano daba a los fondos de un cine, creo que era el Libertador, y escuchábamos los sonidos de las películas, que muchas veces estaban habladas en otro idioma. El trabajo que nosotros hacíamos era imaginar lo que oíamos de acuerdo a la música y a los efectos sonoros. Y en mis comienzos como actriz, aunque durante mucho tiempo hice teleteatro, comencé con un repertorio de teatro argentino. Las novelas vinieron después”.

—En realidad primero te conocieron como cantante.

—Sí, claro. Yo cantaba como Cristina, a secas. Era artista de Odeón y me mandaron al Festival Internacional de la Canción en Trujillo, en Perú. Era menor de edad y fui con mi vieja. Se hizo en una plaza de toros. Y lo gané. Había como 12.000 personas. Lo que sucede con la canción es que de pronto tenés una gran cantidad de público enfrente. La Sala Argentina, que es donde vamos a hacer la obra, es grande. Pero cantar ante miles de personas es otra cosa. Es muy conmocionante.

—¿Te agarraba pánico escénico?

— En los pies me daba. Me ponía muy nerviosa. Caminaba de un lado para el otro. En esa época había una cantante francesa, Juliette Greco creo, que cantaba descalza. Y yo decía ‘debería cantar descalza también’.

— ¿Qué pasó con la carrera de cantante?

La apertura de Trampa de un soñador, telenovela con Cristina Alberó y Antonio Grimau

—Fuiste parte de la de la época de oro de las telenovelas. ¿Por qué no se hacen más en Argentina?

— Eso se lo tendrías que preguntar a los productores. Yo no tengo idea. En esa época, los que hacíamos novelas éramos mirados con un poquito de desprecio, pero los productores de teatro usaban la popularidad de las novelas para llevarte al teatro. Hace dos años hice La Ternura en el San Martín, nos juntaron con Antonio Grimau después de 40 años que protagonizamos el éxito de Trampa para un soñador y la gente estaba encantada. Una de las cosas lindas de este nuevo proyecto es que mucha gente nos pregunta por la calle ‘¿y qué pasó con tal? ¿y qué pasó con cuál?’ ‘¿por qué no hacen televisión?’ Y yo contesto lo mismo: a mí no me lo pregunten. Si a mí me llamaran haría televisión, pero no hago, ¿no? Los muy buenos actores de teatro de pronto desaparecieron de la televisión y la gente los extraña.

—Brasil tiene una industria de la telenovela, Turquía también, y Argentina, que fue pionera, no tiene más.

Los comentarios están cerrados.