Los ahorristas con este viejo ejemplar de la moneda estadounidense tienen inconvenientes para cambiarlos en la City Porteña.
A medida que se reducen las posibilidades de un ahorro en pesos y debemos recurrir al dólar, surgen otro tipo de inconvenientes en ese mercado que no está regulado. Uno de los problemas más grandes es la aceptación y valorización de los billetes.
Las personas que poseen el viejo billete de 100 dólares emitido entre 1996 y 2013 suelen enfrentar distintos problemas, como por ejemplo que su valor sea menor al de los nuevos, o que por su estado de conservación no quieran ser recibidos directamente en la City, en las cuevas o por los arbolitos.
Cómo saber si un dólar cara chica no es falso
De todas maneras, la Reserva Federal de los Estados Unidos ha comunicado en varias ocasiones que el valor de los billetes es exactamente el mismo. Lo que sí es cierto, es que el dólar más viejo, el «cara chica» tiene menos medidas de seguridad que el emitido luego del año 2013 y hasta la actualidad. A continuación detallamos cómo saber que el billete anterior a 2013 no es falso.
La primera medida es comprobable mediante el tacto, al pasar el dedo por la superficie del billete se debe notar la impresión en relieve, que es la técnica utilizada por los bancos emisores.
Luego, existe un efecto visual al inclinar el billete. El número 100 de la esquina inferior derecha cambia de color verde a negro por la tinta con la que fue impreso. Esto demuestra su autenticidad. En tercer lugar, al sostener el billete a contraluz, se debe ver una marca de agua y el hilo de seguridad.
Por último, existen microimpresiones en el billete que se pueden ver a simple vista o utilizando una lupa. Fibras de seguridad rojas y azules incrustadas por todo el papel, así como la microimpresión ubicada en el número de la esquina inferior derecha e izquierda, y en el abrigo de Benjamin Franklin.
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