Lucas es preparador físico, guardavidas e influencer, reconocido por su trabajo con diversos atletas y equipos deportivos. En su cuenta de Instagram, comparte contenido relacionado con entrenamiento y bienestar, destacando su enfoque en la mejora de la calidad de vida a través del ejercicio físico. Es entrenador personal de reconocidas figuras y ofrece servicios personalizados para mejorar el rendimiento físico y la salud de sus clientes.
“Busco darle un giro al tema del entrenamiento y que empecemos a ver la salud como una cuestión integral que necesitamos abordar de distintas vertientes para acercarnos a un posible éxito frente a un objetivo saludable”, explicó. El episodio completo podés encontrarlo en Spotify y YouTube.
— ¿Crees que la mayoría de las personas comienza a hacer actividad física motivada por razones estéticas y, con el tiempo, la mantiene por los beneficios mentales que aporta?
— Yo creo que vivimos en un mundo estético, después podemos hablar de otras cuestiones de si está bien, si está mal, pero a todos o a la gran mayoría de las personas nos atrae lo estético y nos gusta vernos bien, creo yo. Entiendo que el fin es estético y se va a lograr después de un montón, es el final de un proceso. Lo que yo trato de decirle a la gente es: primero adquiramos el hábito, entendamos lo positivo que tiene entrenar y que entrenar no es solamente ir al gimnasio, puede ser hacer un deporte, salir a correr. También es importante cómo se compone la salud de uno y metámosle todos esos condimentos para después poder llegar a un posible “éxito estético”. Si entendemos que en el gimnasio nos contactamos con gente que tiene valores parecidos a uno u objetivos parecidos, si entendemos que entrenando vamos a mejorar lo que es nuestro sistema cardiorespiratorio, cardiovascular, nuestras articulaciones y entendemos que capaz hay días que no tenemos ganas de ir, pero seguimos en ese proceso, es probable que después esa cuestión estética termine siendo la resultante. Pero el camino va a ser mucho más lindo, más placentero que estar levantándote todos los días diciendo: “Me tengo que levantar porque tengo que tener un músculo más”.
— ¿Considerás que rodearse de personas que comparten hábitos saludables potencia el bienestar y fomenta una mejor conexión social?
— Eso es clave. Hoy en día tengo amigos que hice cuando iba a crossfit, salía a correr o entrenaba. Si querés juntarte a comer con amigos y tomarte un vino está bien, está permitido. Ahora, si vos te rodeas de gente que en su cotidiano suelen ir a entrenar, a tener buenos hábitos, es probable que vos también te mimetices. A mí me encanta ser la persona por la cual mis amigos se contactan para mejorar su salud y es un vínculo social que se empieza a armar. La definición de bienestar que da la Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de salud mental, física y social más allá de que no haya ninguna lesión o alguna patología. El ser humano es un ser social y si nosotros nos relacionamos con gente que nos tira para adelante, que tiene buenos hábitos es muy probable que nosotros vayamos para ahí ¿y dónde vamos a encontrar a esa gente? En un grupo de running, en un equipo de fútbol, en un deporte, en un gimnasio, que después no quiere decir que llegue el finde y nos fuimos a tomar algo, que hay que permitírselo también.
— ¿Cómo convencerías a alguien que hoy está muy lejos de pisar un gimnasio?
— La diferencia entre querer hacer las cosas y hacerlas, es hacerlas. Hay un momento en el que decís: “Tengo que arrancar, no importa cómo”. Es probable que la primera vez que vayas no te va a gustar y te va a doler todo. No te voy a mentir. Lo importante en eso es que podamos entender que nosotros vivimos de nuestro cuerpo y podemos tener todo: ser los mejores economistas, tener mucha plata, tener poca plata, lo que fuese, pero todo parte de nuestro cuerpo. Si nuestro cuerpo está sano es probable que todo lo que venga después y todo lo que haya alrededor sea más productivo. Se trata de poder convencer a la persona que entienda que, más allá de cuestiones internas que no las vemos, como la cuestión hormonal, las articulaciones, los huesos, el corazón, también empezamos a cambiar la confianza. Hay una cuestión de confianza que empieza a agarrar que es increíble. Si logro una cierta constancia, una cierta perseverancia, me empiezo a ver un poco mejor, podés hacer amigos, hacer negocios y hacer un montón de cuestiones en esos ámbitos, te motiva. Lo primero que le diría es: “Deja de procrastinar, venite y a partir de ahí vemos qué es lo que hacemos”.
— ¿Cómo haces cuando viene alguien nuevo para plantear objetivos reales y que la persona pueda ser constante con ese entrenamiento?
— Recién me mencionabas esto de los tres meses, que es el ideal de mucha gente. ¿Cuánto tarda una transformación de un cuerpo?
— Hay muchos que son golondrinas: llegan con el calor y se van con el frío. Siempre se pone el plazo de tres meses. ¿Por qué? Porque en esos tres meses, suponiendo que la persona entrena dos o tres veces por semana, es un buen parámetro para empezar a ver cambios. El cambio tiene que ser algo cíclico, después podés tener objetivos más puntuales como: entrenar todo el año. El secreto es estar. De repente me pasó que tuve que abandonar un mes; bueno, volvé rápido al eje, lo más rápido que puedas, pero la realidad es que los primeros cambios se ven a partir de los tres meses. Es un buen parámetro para hacer un análisis, siempre y cuando hagamos las cosas relativamente bien para decir: “Esto está funcionando” y para que la persona se mire al espejo y la parte estética diga: “Me funcionó” o también en los kilos que levanta. Arranca tirando 0 kilos con la barra y de repente se mete abajo de una barra de 40 kilos, en tres meses. Es bueno ver esos progresiones.
— Hay una frase que dice: “Los abdominales se hacen en la cocina”. ¿Crees que a veces se sobrestima el deporte en cuanto a lo que realmente aporta a la pérdida de peso?
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