Cinco años después de dejar la realeza: el complejo camino de Harry y Meghan MarklePor Fausto Urriste

Instalados en Montecito (California), el príncipe Harry y Meghan Markle intentaron construir un nuevo camino, lejos de las estrictas normas de la monarquía británica.

Su vida actual, entre los lujos de una mansión valorada en 14,65 millones de dólares y el desarrollo de proyectos mediáticos y filantrópicos, refleja un constante equilibrio entre la búsqueda de privacidad y su exposición pública.

Pero este recorrido, que comenzó con grandes ambiciones tras la renuncia a sus deberes reales en 2020, estuvo marcado por desafíos legales, tensiones familiares y una realidad empresarial más compleja de lo esperado, informa Vanity Fair.

La adquisición de su hogar en Montecito representó más que un cambio de residencia; simbolizó el inicio de una vida independiente.

La propiedad, con 1.600 metros cuadrados y elementos históricos importados de Francia, se convirtió en el punto de partida para Archewell, la fundación que combina proyectos filantrópicos con producciones mediáticas.

Este modelo híbrido, rechazado por la monarquía durante la llamada “Cumbre de Sandringham”, intentó posicionar a los Sussex como magnates independientes y figuras de cambio social.

Sin embargo, el proceso de adaptación no fue sencillo. Pasar de ser miembros de una institución milenaria a empresarios y figuras públicas en solitario generó tensiones en sus relaciones personales y retos financieros.

Al mismo tiempo, Archewell enfrentó críticas por su falta de claridad y resultados tangibles.

Harry mantuvo su compromiso con causas de larga data, como los Invictus Games y Sentebale, enfocados en la salud mental y el HIV/SIDA en África.

Meghan, por su parte, lideró iniciativas como 40×40, que buscaba apoyar a mujeres para reincorporarse al mercado laboral tras la pandemia, y anunció su línea de estilo de vida, American Riviera Orchard.

Aunque Archewell Productions logró acuerdos significativos con Netflix, como las series Polo y With Love, Meghan, el impacto de estos proyectos fue limitado.

El acuerdo con Spotify, valorado inicialmente en 20 millones de dólares, reflejó las dificultades de la pareja para convertir sus ideas en productos consistentes.

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