Boca y otro paso en falso en el debut en la Copa Libertadores: Alianza Lima le ganó por un insólito gol tras un lateral
Fue un gran paso en falso. En su reencuentro con la Copa Libertadores, Boca defraudó en Perú. Alianza Lima no sólo le ganó con el gol que consiguió en el amanecer del partido; también, lo superó tácticamente. Y si el resultado no fue más holgado a favor del equipo dirigido por Néstor Raúl Gorosito se debió a las manos de Agustín Marchesín, que sostuvo el 0-1 en su peor momento.
Habrá revancha el próximo martes en la Bombonera y la serie está abierta, claro. Sin embargo, la incertidumbre azul y oro tiene que ver con un nivel subterráneo. Aquel que mostró en el Torneo Apertura, muy a pesar de las victorias de las últimas dos fechas contra Independiente Rivadavia y Banfield.
El contexto deja a Fernando Gago en el centro de las críticas. Es cierto que tuvo diez bajas entre lesiones y la suspensión de Luis Advíncula. Así y todo, no hubo un buen planteo, no corrigió con las modificaciones que hizo en el complemento y casi no inquietó a su rival, que se mostró ordenado, directo, simple para jugar y terminó celebrando en el estadio Alejandro Villanueva.
Insulso, desconectado, sin presencia en ataque y con una defensa muy permeable. Boca desplegó una colección de falencias en el primer tiempo. Y enseguida, Alianza Lima lo desnudó en el fondo. De un lateral, llegó el gol peruano. Recibió Erick Noriega de espaldas, asediado por Camilo Rey Domenech, y sacó un remate de mediavuelta que encontró una respuesta a medias de Marchesín. El rebote del arquero le quedó a Pablo Ceppelini, con el arco a su merced, para abrir el marcador.
Boca quedó aturdido. Y aunque tuvo la pelota con la mayor parte del tiempo, no la administró bien. Hubo un problema en el armado que tuvo que ver con la ausencia de Ayrton Costa, quien se quedó afuera de la nómina inicial producto de un desgarro en el isquiotibial izquierdo. Bajo esta coyuntura, Gago decidió que Rodrigo Battaglia se desempeñara como zaguero central e incluyó a Lucas Blondel en el medio. El problema fue la elección de un lateral devenido a interno. Con Juan Barinaga a la derecha, el técnico improvisó. Y el ex futbolista de Tigre no rindió.
Alianza Lima se plantó de contragolpe y cuando recuperó, jugó largo para Erick Castillo. El ecuatoriano, a pura potencia, ganó terreno. Sobre todo, por el sector de Saracchi. Luciano Di Lollo tuvo dificultades para contener el vendaval. Y aunque Hernán Barcos no es un jugador que se destaque por presionar a los 40 años, se desempeñó con inteligencia como referencia ofensiva.
“No tengo con quién jugar”, se leyó en los labios de Miguel Merentiel. Fue una confesión desesperante en el medio de la falta de inspiración de un equipo que no conectó. Carlos Palacios, que debió hacerse cargo del rol de organizador, no influyó. Alan Velasco estuvo deslucido. Y la mejor situación que tuvo Boca fue a partir de un centro de Saracchi que rechazó Carlos Zambrano, que bajó el propio Merentiel y remató Williams Alarcón. Guillermo Viscarra, bien ubicado, mandó la pelota al córner.
Alianza Lima tuvo otras dos posibilidades, pero Barcos y Castillo no pudieron con Marchesín. El delantero cordobés definió al cuerpo del arquero y en el rebote lo cruzó Battaglia. El ecuatoriano tampoco pudo con el número uno. El 4-1-4-1 de Néstor Gorosito tuvo mucha más fluidez que el 4-3-1-2 que plantó Gago.
Quedó una polémica en el tintero. A los 22 segundos, Noriega la clavó los tapones en la cervical a Merentiel. Para Esteban Ostojich solo valió la tarjeta amarilla. Quedó la sensación de que podía haber mostrado la roja por la violencia de la falta.
En el segundo tiempo, Gago hizo variantes para el arranque. Entraron Exequiel Zeballos y Milton Giménez. Salieron Rey Domenech y Merentiel. Se configuró un 4-3-3 con el Changuito a la derecha y Velasco abierto a la izquierda. Y tuvo algo más de dinámica el equipo, pero le faltó una mejor construcción del juego.
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Alianza Lima, en cambio, siempre tuvo una identidad definida. Con menos pases, pero más directo. Con la experiencia de Barcos, la velocidad de Castillo, la categoría de Ceppelini y el toque de Cantero, que se incorporó muy bien tras la salida del lesionado Quevedo.
Y a propósito del ex volante de Barracas Central, tuvo una muy clara. Se equivocó Di Lollo en la salida, incómodo como segundo marcador central, y Barcos lo dejó de frente al gol. Sin embargo, el remate de Cantero chocó contra un notable Marchesín, que una vez más dejó claro que tiene grandes reflejos.
Gago sumó más gente en ataque con el ingreso de Lucas Janson y -muy tarde- de Kevin Zenón. No obstante, le costó horrores llegar al área de Viscarra. Terminó tirando centros para Giménez, empujando con amor propio y poca claridad. Con una gran deuda del fútbol que deberá saldar si aspira a conquistar la séptima.
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