Atlético de Madrid y un final inesperado contra Getafe: penal insólito, lesión de De Paul, roja a Correa y derrota inoportuna

Atlético de Madrid se juega gran parte de la temporada en pocos días… y no lo empezó nada bien. El conjunto de Diego Pablo Simeone sufrió una derrota inesperada este domingo en su visita a Getafe, después de haber sido favorecido por un penal insólito que convirtió Alexander Sorloth. Fue un final de pesadilla que incluyó la lesión de Rodrigo De Paul, la expulsión de Ángel Correa en el día de su cumpleaños, y dos goles en los últimos cinco minutos de partido. Así dejó pasar una chance inmejorable de ser líder de la Liga, a 48 horas de tener que remontar al Real Madrid en la revancha por la Champions League y a una semana del duelo contra Barcelona, por la fecha 28.

Hubo justicia poética para el Getafe, que acumulaba década y media sin ganar al Atlético de Madrid. Bordalás había conseguido anular a Simeone con una telaraña táctica. Tenía todo a favor y un penal dudoso por mano de Alderete parecía tirar por la borda el trabajo en el minuto 75, cuando Sorloth -que había reemplazado a un contenido Julián Álvarez– abrió el marcador. Sin embargo, Arambarri, en dos fogonazos, acabó con la maldición de su equipo ante el Atlético y firmó una victoria memorable en el Coliseum.

A las puertas de otro derbi ante el ‘Merengue’, inmerso en la pelea por todos los títulos, sin tiempo para tomarse un respiro y sin margen de error, el calendario condenó al equipo de Simeone a superar una prueba incomodísima. El Getafe, pese a su tremendo déficit ante el Atlético en los últimos quince años (27 partidos seguidos sin victorias), si tenía el día podía generar mucha incomodidad a su rival.

Simeone, por tanto, no pudo rotar demasiado. Tenía que ganar sí o sí para aprovechar que el Barcelona no jugó tras la suspensión de su encuentro y ocupar así el liderazgo.

A José Bordalás le dio por cambiar de estrategia. Se alejó de la presión asfixiante que caracteriza a sus equipos, dio varios pasos atrás y apostó por esperar al Atlético de Madrid. Y también renunció al juego directo, dijo adiós a los pelotazos e intentó tocar la pelota. Piezas tenía para ello con Milla, Terrats y Arambarri en el centro del campo.

Y con ese esquema, triunfó. Por lo menos en la primera parte, en la que el Atlético no hizo absolutamente nada.

De hecho, su jugada más peligrosa fue un disparo de Griezmann fácil para Soria. No hubo nada más. El Atlético feneció entre su propia espesura, su ausencia de verticalidad y anulado por la espera del Getafe, que por contra sí consiguió jugar la pelota, amedrentar con Coba en sus duelos con Nahuel Molina y gozar de una ocasión clarísima justo antes del descanso: la tuvo Uche con un cabezazo a la salida de un córner que envió a las manos de Oblak.

Simeone no tardó ni un segundo en intentar agitar el partido. Del vestuario, el Atlético salió sin De Paul -con un dolor muscular tras una ‘paralítica’ en el muslo izquierdo- y sin Lino y con Correa y Barrios. El conjunto rojiblanco no podía tirar a la basura otros 45 minutos. Tampoco mejoró durante el primer cuarto de hora.

Encima, el Getafe, muy descansado por la ausencia de esfuerzos, decidió ir para arriba ya con Mayoral en el césped. Bordalás tenía el partido donde quería para la última media hora, con el Atlético perdido en un laberinto que parecía no tener salida. Esa fue su apuesta, que sus jugadores llegaran al final fuertes físicamente y con opciones.

Podía salir bien o mal. Estaba dispuesto a dejar más huecos cuando podía seguir encerrado atrás e intentar mantener el 0-0. Y cuando todo pintaba fatal para el Atlético de Madrid, apareció el VAR para arreglar la papeleta a los hombres de Simeone. En un centro que fue a rematar Le Normand, la pelota rebotó en el cuerpo del arquero Soria y salió despedida hacia una mano de Alderete. El árbitro Cuadra Fernández vio las imágenes y pitó un penal más que discutible que transformó Sorloth.

El noveno tanto saliendo desde el banquillo del atacante noruego parecía ser suficiente para el Atlético en uno de sus peores partidos de la temporada. Pero aún quedaba tiempo para el Getafe. Correa ayudó con una entrada temeraria a Djené que le costó la roja. Entonces, Arambarri se reactivó con dos llegadas que acabaron con un equipo que jugó con fuego, se quemó y se quedó sin un liderazgo de prestigio antes del clásico contra el Real Madrid por la Champions.

Kylian Mbappé y Vinicius, autor de un golazo, permitieron al Real Madrid ganarle 2-1 al Rayo Vallecano e igualar en la cima de la tabla de posiciones al Barcelona. Los blaugranas tienen los mismos puntos que los blancos (57) pero guardan la primera plaza por la diferencia de goles (46 frente a 31) después de no haber jugado el sábado su partido contra Osasuna por la muerte de uno de los médicos del equipo, Carles Miñarro García, horas antes del partido.

En el Santiago Bernabéu el Real Madrid, a tres días de defender su 2-1 favorable en la cancha del Atlético en la vuelta de octavos de la Champions, encarriló la tarde con los vistosos tantos de Mbappé (30) y Vinicius (34), decisivos partiendo desde la izquierda y definiendo tras buscar el centro.

El tanto del brasileño fue un auténtico baile a la defensa vallecana: Vinicius tomó la pelota e hizo lo que quiso con todo el que salió a su paso hasta que, después de una bicicleta, definió al primer palo.

El Rayo, valiente con una presión agresiva en la salida del local, recortó antes del descanso con un gran disparo lejano de Pedro Díaz tras una eléctrica pared con Álvaro García (45+2).

En la segunda etapa, Mbappé y Vinicius dispusieron de ocasiones para ‘matar’ el duelo pero no las aprovecharon y el Rayo tuvo esperanzas hasta el final, con varios acercamientos al área de Andriy Lunin, que reemplazó al belga Courtois, afectado por un «problema menor».

«Vinicius y Mbappé han marcado dos goles espectaculares, han tenido ocasiones para el 3-1. Después pienso que tengo que defender y quito a los delanteros. Para mí no es un problema, porque he quitado minutos a Mbappé y a Rodrygo y le vendrá bien para el miércoles», señaló el técnico blanco Carlo Ancelotti.