La Primera Guerra Mundial, cambios de moneda y pagos por reparaciones llevaron a una ya golpeada Alemania a una crisis sin precedentes.
Para febrero de 1923, la inflación en Alemania marcaba que la cotización del dólar estadounidense había alcanzado la cifra de 47.500 marcos, una abultada cifra para aquel entonces. Cinco años más tarde, nacería como respuesta un nuevo partido, que respondía al nazismo, luego llevado a la práctica por Adolf Hitler, uno de los personajes más atroces de la historia de la humanidad.
¿Cómo había llegado Alemania a ese estado? Para eso hay que remontarse unos años atrás; al término de la Primera Guerra Mundial, los germanos fueron de los más golpeados por la dura derrota en el panorama internacional. En consecuencia, tuvieron que pagar lo que dictaba el Tratado de Versalles.
Causas y consecuencias de la hiperinflación de 1923
Francia, Bélgica y el Reino Unido le impusieron a Alemania reparaciones, en base a los daños causados por sus ejércitos. En el mientras tanto, la vida de los ciudadanos de a pie no estaba mucho mejor; los daños en el país provocaron una importante recesión, por lo que la República de Weimar decidió imponer el “papiemark”, un papel moneda que ya venía reemplazando a la moneda alemana tradicional, el “goldmark”.
El único problema era que los primeros no tenían respaldo en oro, por lo que no eran convertibles. A falta de reservas, el gobierno germano utilizó el «papiermark», y hasta mediados de 1921 mantuvo una cotización alrededor de los sesenta marcos por dólar estadounidense. Al mismo tiempo, desde el Reino Unido se lanzó un ultimátum exigiendo el pago de dos millones de marcos de oro anualmente, por lo que Alemania tuvo que emitir y acelerar la impresión de billetes, acción que ayudó a devaluar velozmente la moneda.
El gobierno alemán pudo hacerle frente a las reparaciones con dinero devaluado, pero a inicios de 1922, el sistema financiero dejó de aceptar esa forma de pago y las potencias europeas demandaron transacciones con recursos naturales como carbón, trigo y madera, lo que acentuó la devaluación.
Los precios comenzaron a subir a toda velocidad, los sueldos no alcanzaban y los ahorristas perdieron todo su dinero. Los agricultores ya no querían vender en marcos y los alimentos desaparecían de ciudades como Berlín, Hamburgo y Münich. Esta situación dio lugar a los «notgeld», dinero de emergencia emitidospor las comunas, cajas de ahorro y hasta empresas.
Para 1923, los trabajadores alemanes del Ruhr se declararon en huelga y el gobierno alemán emitió más moneda para pagar los salarios, lo cual llevó a finales de ese año al punto máximo de la hiperinflación. La solución llegó de la mano de Hjalmar Schacht, el presidente del Banco Central, que reemplazó la moneda de aquel entonces con el “rentenmark”, en conjunto con una hipoteca sobre tierras e industrias de garantía, y logró frenar la emisión.
Poco tiempo después aparecería el nazismo como oferta electoral ante la debilidad oficialista, y 10 años después de la hiperinflación llegó Hitler al poder. La debilitación de la clase media y la riqueza de la comunidad judía también fue un detonante del odio hacia la minoría que fue asesinada y torturada por el régimen nazi.
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