Imaginá que el 95% de los habitantes de un pueblo viva en un solo edificio. Así es como funciona la comunidad de Whittier, Alaska, donde las Begich Towers, un complejo de 14 pisos, albergan a la mayoría de sus 263 residentes. En un lugar donde el acceso es limitado y las condiciones climáticas extremas hacen que los inviernos sean implacables, las Begich Towers se erigen como un refugio, una especie de “ciudad bajo un mismo techo.
Las Begich Towers tienen sus orígenes en la década de 1950, cuando el Ejército de los Estados Unidos construyó el Hodge Building en 1957, destinado a albergar a personal militar y sus familias en la región. Después de que la base militar fuera desactivada en los años 60, el edificio fue transformado en un complejo residencial y rebautizado en 1972 en honor a Nick Begich, un congresista de Alaska que desapareció en un accidente aéreo en la zona. La construcción del complejo fue una respuesta a la necesidad de ofrecer un refugio autosuficiente en un lugar tan aislado.
Estas torres están compuestas por tres módulos interconectados, cada uno de 14 pisos, y sus características arquitectónicas no son solo funcionales, sino también resilientes. Espacios de entre 0.18 y 0.20 metros permiten que los edificios se balanceen durante vientos fuertes o terremotos, algo fundamental en un área sísmicamente activa. Los departamentos, de una, dos y tres habitaciones, se distribuyen en un diseño rectangular, mientras que el techo plano proporciona una estética única. Además de las residencias, el complejo cuenta con una variedad de servicios esenciales, lo que convierte a las Begich Towers en un verdadero centro de vida autónoma:
La escuela está conectada al complejo mediante un túnel subterráneo, permitiendo a los niños desplazarse sin tener que salir al exterior en los meses más fríos. Este sistema centralizado facilita la vida de sus habitantes, haciendo que la experiencia en las Begich Towers sea incomparable.
Vivir en las Begich Towers significa formar parte de una comunidad donde todos los servicios están a la mano y la interacción entre los residentes es constante. La vida aquí está marcada por un fuerte sentido de colaboración y solidaridad, lo que fomenta actividades sociales y eventos comunitarios que refuerzan los lazos entre los habitantes. En una ciudad aislada como Whittier, la proximidad a todos los servicios esenciales permite que los residentes vivan de manera autónoma, independientemente de las difíciles condiciones del clima y la ubicación.
Las Begich Towers no son solo un edificio, son una comunidad. En un lugar donde el aislamiento y el clima severo imponen desafíos, estas torres han logrado crear un modelo de convivencia única que podría ser la clave para nuevas formas de vida en entornos extremos. Con su arquitectura resistente, su diseño funcional y su fuerte sentido de comunidad, las Begich Towers siguen siendo un referente en la forma de vivir en lugares aislados y difíciles. Si buscas algo diferente, este complejo es una inversión que va mucho más allá de lo convencional.
LA NACION
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