La protesta centrada en el reclamo por la mejora de los haberes jubilatorios y contra el Gobierno transcurría con tranquilidad al caer la tarde en la Plaza del Congreso. Un rato antes de las 18, las columnas decidieron arrancar la desconcentración. El sector de la CTA sobre Rivadavia, encabezado por Hugo Yasky, Cachorro Godoy, Claudio Lozano y Ariel Basteiro, empezó a apurar el paso. “Antes de que se arme. Cuando queda poca gente, los marginales o los infiltrados aprovechan para pudrirla”, anticipaba uno de ellos a Clarín lo que sucedería al ratito. Ya con pocos manifestantes, hubo algunas peleas por intentos fallidos de tirar las vallas.
Unos metros más atrás, hacia Avenida de Mayo, se ubicaron los militantes de La Cámpora. A los senadores Mariano Recalde, Anabel Fernández Sagasti y Wado de Pedro se sumaron los diputados Constanza Alonso, Gabriela Estévez, Leila Chaher y Emiliano Estrada cuando terminó la sesión por el DNU del acuerdo con el FMI. Máximo Kirchner se quedó en su despacho.
Las columnas de movimientos sociales como el Movimiento Evita y la CCC, las de sindicatos (UOM, la Bancaria, construcción) y partidos de izquierda (PO, PTS y MST) se mezclaban con centros de estudiantes universitarios, gremios docentes y jubilados autoconvocados. Esta vez hubo pocas camisetas de equipos de fútbol y muchas de la Selección.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” y “La Patria no se vende”, sonó seguido entre los manifestantes. Los insultos se concentraron en Javier Milei y Patricia Bullrich, con banderas y alusiones al fotoperiodista Pablo Grillo, gravemente herido el miércoles anterior por una granada de gas disparada por un gendarme identificado como Cabo Primero Guerrero. También hubo insultos a Luis Caputo.
La plaza no estuvo llena, aunque dirigentes que promovieron la movilización se mostraron conformes por la convocatoria mayor a la semana pasada y sin represión. El amplio vallado y el despliegue del operativo les impidió llegar hasta el Congreso, pero no se cumplió el protocolo “antipiquetes”.
Las columnas avanzaron por Avenida de Mayo desde 9 de Julio y tampoco hubo tránsito en las calles aledañas, más allá de los propios cortes de la Policía en Rivadavia, Entre Ríos, Callao, Riobamba y otras. Lo que había empezado con una protesta de un grupo de jubilados sobre la vereda del Anexo con una vuelta manzana alrededor del Congreso derivó en una movilización de varias cuadras a la redonda.
“Va a seguir creciendo. En Mendoza hubo 2000 personas, para un miércoles a la mañana es un número. Acá o en Mendoza, yo voy a marchar”, dijo Fernández Sagasti a Clarín, mientras la columna de La Cámpora se retiraba y ella volvía al Senado.
A diferencia de otros reclamos, como el de la suba del presupuesto para las universidades, Axel Kicillof en este caso decidió no participar. Gabriel Katopodis caminó desde 9 de Julio a la Plaza. «Hay que estar por los jubilados. Un Gobierno de ajuste necesita represión. La gente en la calle es lo que hace que las cosas cambien», aseguró el ministro de Infraestructura bonaerense.
«Los funcionarios que están van como militantes. No hay convocatoria desde el gobierno de la provincia«, aclararon desde La Plata. Tampoco Cristina Kirchner se sumó esta vez. En otras movilizaciones la titular del PJ había salido al balcón del Instituto Patria, sobre Rodríguez Peña.
Ricardo Alfonsín llegó por Rodríguez Peña. «Ustedes se vendieron», lo increpó un manifestante por el voto de los diputados de la UCR a favor del DNU para avalar el acuerdo con el FMI. «Yo no, informate bien», respondió el ex embajador en Madrid. «No me sorprende lo que están haciendo los radicales. No es distinto de lo que hacen desde 2015. Antes le decían todo que sí a Macri, ahora le dicen todo que sí a Milei», dijo a este diario.
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