Al Bayern Múnich la vuelta olímpica se le escapó en el último segundo y se estira la maldición de Harry Kane, que sigue sin poder gritar campeón
La reconquista de la Bundesliga por Bayern Múnich deberá esperar… al menos un día. Lo mismo que tendrá que aguardar Harry Kane para cortar la maldición que lo persigue en su exitosa carrera. Increíblemente nunca pudo ser campeón en su vida como profesional. Lo iba a ser este sábado, aunque sin jugar por estar suspendido. Sin embargo, en un partido loco este sábado, el conjunto bávaro dejó escapar la victoria en el último segundo del duelo que jugó como visitante ante Leipzig (3-3). Y el inglés, que había bajado de la platea para festejar el título que parecía estar en sus manos, vio cómo la vuelta olímpica se esfumó al menos por unas horas.
Es que el 34º título de campeón de liga para Bayern Munich y el primero del exqusito Kane es sólo cuestión de tiempo. Si Bayer Leverkusen no derrota el domingo al Friburgo, el título será matemáticamente para el gigante bávaro. Si la necesitaran, los bávaros tendrían luego una siguiente oportunidad el próximo sábado en el Allianz Arena de Múnich ante Borussia Mönchengladbach. Al equipo de Vincent Kompany le serviría entonces un empate para poder derramar la cerveza.
Con 76 puntos, el Bayern goza de 9 puntos de ventaja sobre el Bayer Leverkusen (67), al que le quedan tres partidos. Los muniqueses cuentan, sin embargo, con una diferencia general de goles (primer criterio para dirimir una eventual igualdad a puntos final) muy favorable respecto al Leverkusen (+61 por +31), todavía vigente campeón. De esa forma, los 76 puntos serían suficientes para hacerse con el título.
«Es un poco extraño por este empate. Me siento totalmente como un campeón, pero realmente aún no lo somos«, resumió el veterano delantero Thomas Müller después de su partido 501 de la Bundesliga con el Bayern, en el que fue capitán ante la ausencia del arquero Manuel Neuer.
Después de irse al descanso con desventaja en el marcador (0-2), el Bayern ofreció otra cara en el segundo acto, sobre todo gracias a los ingresos del francés Kingsley Coman y del alemán Leon Goretzka.
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