Boeing podría haber pensado que contribuir con US$1 millón al fondo de inauguración de Donald Trump facilitaría las relaciones con el siguiente presidente de Estados Unidos. Sin embargo, el veredicto que dio el 20 de febrero fue: “No estoy contento”. Su disconformidad se debe a un contrato que el gigante aeroespacial estadounidense firmó durante su primer mandato para reemplazar los dos aviones que sirven como Air Force One. Los nuevos aviones, que deberían haber llegado a tiempo para el segundo mandato de Trump, podrían no ser entregados durante su actual período en la Casa Blanca, debido a problemas con las cadenas de suministro, las personalizaciones que exige la Casa Blanca y la escasez de trabajadores con la autorización de seguridad necesaria. Trump ha dicho que está considerando comprar aviones de segunda mano.
El único consuelo para Boeing es que el presidente confirmó que “no consideraría a Airbus”. Es una rara victoria para el fabricante estadounidense sobre su archirrival europeo, que en los últimos años ha avanzado rápidamente en la producción y entrega de aviones de pasajeros, el negocio principal de ambas empresas. Aun así, Airbus no ha aprovechado plenamente los problemas de Boeing. Esto podría dejar el duopolio abierto a un nuevo competidor.
Los resultados anuales recientes de los fabricantes de aviones confirmaron el ascenso de Airbus, con ingresos de €69.000 millones (US$72.000 millones) y una ganancia operativa de €5400 millones (US$5850 millones), frente a los US$66.000 millones de ingresos y una pérdida de US$10.700 millones de Boeing. Airbus entregó 766 aviones en 2024; Boeing apenas logró colocar 348.
Ambas empresas están complicadas por cadenas de suministros que luchan por recuperarse
La creciente disparidad entre ambos es en gran parte el resultado de los problemas de Boeing en la fabricación de aviones comerciales. Los reguladores intervinieron para monitorear el control de calidad después de que un panel de un 737 MAX, uno de los aviones estrella de Boeing, se desprendiera en pleno vuelo a principios de 2024. Ese incidente siguió a los accidentes de dos aviones similares hace seis años, relacionados con un software defectuoso de control de vuelo, lo que resultó en la suspensión de toda la flota MAX durante 20 meses, enormes costos y una reputación dañada. Una huelga de 33.000 trabajadores a finales del año pasado, que detuvo la producción de la mayoría de los aviones durante casi ocho semanas, solo ha empeorado las cosas.
Incluso si Boeing puede restaurar su reputación y aumentar la producción, Airbus mantendrá su liderazgo en aviones de fuselaje angosto durante algún tiempo. La empresa estadounidense espera aumentar la tasa de producción del 737 MAX a alrededor de 38 aviones por mes a finales de este año. Airbus ya produce alrededor de 50 al mes de su competidor, la familia A320, y espera aumentar esa cifra a alrededor de 75 para 2027.
Frente a los problemas del duopolio, los competidores están buscando ganar mercado
Sin embargo, ambas empresas están complicadas por cadenas de suministros que luchan por recuperarse después de serios recortes durante la pandemia. Y el liderazgo de Airbus en aviones de fuselaje angosto no se refleja en los de cuerpo ancho. En 2024, Boeing entregó 83 aviones de doble pasillo, solo seis menos que Airbus. El A220, un avión de pasajeros más pequeño, sigue sin ser rentable, y la producción del A320 apenas creció en 2024. Ambas empresas también podrían estar distraídas por dificultades en otras divisiones. El área de defensa y espacio de Boeing ha perdido dinero durante tres años. El negocio espacial de Airbus registró cargos de €1300 millones el año pasado por problemas en su unidad de satélites.
Frente a los problemas del duopolio, los competidores están buscando ganar mercado. Uno de ellos es Comac, el fabricante estatal de aviones de China. Su avión de fuselaje angosto C919 no constituirá una gran amenaza por algún tiempo (solo se planean 30 entregas para 2025), pero eventualmente podría tomar participación de mercado en China y otros lugares. Los rumores de que Embraer, un fabricante brasileño de aviones regionales más pequeños, está considerando desafiar el duopolio Airbus-Boeing son cada vez más fuertes. Pero, incluso si lo hace, pasará un tiempo antes de que Trump pueda buscar en otro país un nuevo avión.
Los comentarios están cerrados.