Central Córdoba y una mano para Boca: dio vuelta el partido y dejó a Tigre sin punta

Con los cambios, un penal y un contragolpe, Central Córdoba dejó sin punta a Tigre. Los santiagueños lo dieron vuelta en un segundo tiempo que tuvo todas las emociones que faltaron en la etapa inicial. La sabia mano de Omar De Felippe fue decisiva y también, Matías Perelló, que saltó a la cancha desde el banco y fue clave en los dos goles en Victoria.

Se jugó poco en el primer capítulo de la noche. Cortado, con muchas faltas y pocas situaciones de gol, Tigre y Central Córdoba eligieron el camino del roce. Y fluyeron las polémicas, lo más destacado en cuarenta y cinco minutos. Hubo una dura patada de Sebastián Medina sobre Iván Pillud que solo ameritó la amarilla para Hernán Mastrángelo.

No obstante, la jugada más controversial se produjo sobre la media hora, cuando Luis Angulo escapó por la derecha y Nahuel Banegas lo tomó de la camiseta hasta provocar su caída. Es cierto que Ramón Arias venía cerrando por el medio, pero el colombiano no tenía un pase posible. Solo le quedaba rematar y el lateral de Tigre cortó una situación manifiesta de gol. El árbitro amonestó y el VAR respaldó su decisión.

En cuanto al aspecto estrictamente futbolístico, Tigre mostró ese estilo que lo llevó a protagonizar en la Zona A. Prescindió de la tenencia y fue punzante cuando recuperó. Se mostró más punzante por la izquierda, sector en el que Banegas metió un centro rasante que no llegó a conectar Ignacio Russo cuando comenzaba el partido. Sobre el desenlace de la primera etapa, Elías Cabrera remató de media distancia y la pelota pasó muy cerca del poste derecho de Alan Aguerre.

En el complemento, hubo más ritmo y llegadas. Los ingresos de Perelló y Gastón Verón fueron fundamentales. En la primera acción, el Pupa sacudió con un bombazo que tapó Felipe Zenobio. Diego Davobe también metió mano entre los suplentes y mandó a la cancha a Héctor Fértoli y Alfio Oviedo. Los dos confluyeron en el gol del paraguayo, aunque resultó clave Jabes Saralegui en la conducción.

Con la ventaja a su favor, Tigre se agrupó, pero Lorenzo Scipioni cometió un penal insólito. Perelló remató encima de su cuerpo y el volante tapó el remate con los dos brazos arriba, como si se trata de un jugador de voleibol. Verón la clavó abajo desde los doce pasos.

Tigre fue por el triunfo, pero chocó con los centrales visitantes y Aguerre tapó un mano a mano de Russo. Hasta que en el final, con una réplica letal, lo ganó Central Córdoba. Cambió de frente Diego Barrera -otro de los que ingresó en el complemento-, controló, desbordó y metió el centro atrás Perelló y resolvió Heredia. Para la alegría de los santiagueños, que hacía tres partidos no eran los vencedores. Para la tristeza de los locales, que nunca habían sido vencidos en su propia casa.

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