Donald Trump y el recuerdo de Theodore Roosevelt

Durante la última campaña presidencial, Donald Trump había manifestado su decisión de participar de manera activa, directa y hasta personal en la solución de distintas crisis internacionales cuando expresó que “no venía a iniciar una guerra, sino a poner fin a una”.

Ya como presidente de Estados Unidos por segunda vez (desde el 20 de enero de 2025), Donald Trump ha presentado una política exterior de alto perfil y, especialmente, su propio estilo en la gestión de los asuntos internacionales para intentar lograr la paz en Cercano Oriente y Europa.

Ejemplos de ello, se pueden apreciar en sus gestiones diplomáticas ante Israel, las críticas hacia Europa de su vicepresidente en la Conferencia de Seguridad de Múnich y su proyectada reunión con el presidente ruso Vladimir Putin en Riad (Arabia Saudita) para poner fin a la guerra en Ucrania.

Sus primeras definiciones para el continente americano apuntaron a privilegiar la supremacía en el Mar Caribe y contener allí la avanzada comercial, económica y estratégica de la República Popular China, poniendo especial énfasis en el predominio en el Golfo de México y en la recuperación del Canal de Panamá.

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El ejemplo de Theodore Roosevelt

Aquellas iniciativas traen el recuerdo de la figura de Theodore Roosevelt, presidente de Estados Unidos entre 1901 y 1909, una de las personalidades de la historia reivindicadas por Donald Trump.

Theodore Roosevelt (1858-1919), nacido en New York e integrante de una rica y tradicional familia, realizó su carrera política en el partido Republicano. Se destacó por su arrolladora y enérgica personalidad, gran carisma y fuerte nacionalismo. Durante los gobiernos de William Mac Kinley (1897-1901) fue subsecretario de marina, voluntario en la guerra contra España y vicepresidente; posteriormente, fue presidente de Estados Unidos (1901-1909).

Como hombre fuerte del presidente Mac Kinley, Theodore Roosevelt contribuyó a la transformación de Estados Unidos en potencia mundial al apoyar la guerra contra España, el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, el predominio en el Mar Caribe, la construcción del Canal de Panamá y la proyección económica y comercial en Asia-Pacífico (política de Puerta Abierta en China).

Como presidente, inició la construcción del estratégico Canal de Panamá, uno de los logros más exitosos y trascendentales de su gestión; al respecto, Roosevelt señaló: “Yo tomé Panamá, pues era la única forma de que el Canal fuera construido. Si yo hubiese seguido los métodos tradicionales debería haber sometido un informe oficial de 200 páginas al Congreso y los debates todavía se estarían realizando. Pero yo tomé la Zona del Canal y dejé al Congreso debatir; mientras el debate se realizaba, también se excavaba el Canal”.

Para mantener el predominio y la estabilidad en el Caribe, en 1904 anunció su Corolario a la Doctrina Monroe de 1823, el cual habilitaba específicamente a Estados Unidos a intervenir sobre países de la región con crisis políticas y económicas, a través de la ocupación militar y el control de sus finanzas.

El principal lema político de Theodore Roosevelt era “habla con suavidad, pero no dejes de empuñar el garrote”, el cual pasó a la historia como la Política del Gran Garrote (“Big Stick”), aplicada con intensidad justamente en el Caribe y Centroamérica.

Roosevelt tuvo un particular y activo protagonismo en el escenario internacional a modo de aventuras personales en política exterior, marcadas por la entrada de Estados Unidos en el concierto de las grandes potencias, las cuales contribuyeron con el prestigio de su país ante el mundo.

Como mediador, puso fin a la guerra ruso-japonesa a través de un tratado firmado en la ciudad estadounidense de Portsmouth (1905). En la Conferencia de Algeciras (1906), su representante apoyó a Francia y logró contener y aislar a Alemania en el norte de África. Durante la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro (1906), su secretario de Estado realizó una intensa gira para fortalecer la amistad con los países iberoamericanos. Y en la Conferencia de La Haya de 1907, su gobierno contribuyó a promover la paz mundial.

Donald Trump expone rasgos personales, actitudes políticas y líneas de acción que muestran ciertas similitudes con la figura de uno de sus referentes históricos y políticos, Theodore Roosevelt, aunque en contextos muy distintos y con un impacto aún por definirse. Constituye un ejemplo de cómo la historia puede eventualmente explicar o fundamentar las presentes decisiones políticas en la conducción y gestión de gobierno.

Restará ver si, al igual que durante los gobiernos de Theodore Roosevelt, el estilo de liderazgo de Donald Trump logra consolidar la posición de Estados Unidos en el mundo sin generar resistencias o conflictos colaterales que terminen debilitando sus objetivos estratégicos en el escenario internacional.

* Magíster en Defensa Nacional y profesor de historia de UADE.

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