Aceleradas continuas en cualquier avenida, exhibiciones de motos detenidas en la plazoleta frente al casino y estaciones de servicio invadidas por moteros, la fisonomía de Termas de Río Hondo, la ciudad turística por excelencia de la provincia de Santiago del Estero, cambia notablemente en estos cuatro días en el que cobija al MotoGP.
La categoría más importante del motociclismo mundial desembarca nuevamente en la ciudad norteña, que la recibe con todos sus ciudadanos “tuneados” en una suerte de esfuerzo por mimetizarse con el motociclismo. Vidrieras, ventanas de casas de familia, indumentarias, todo es alusivo a las dos ruedas.
Y aquí otra vez el gran circo, que regresa tras un año de ausencia. En realidad, MotoGP, que tenía programada su escala en este fastuoso circuito santiagueño en 2024, recibió un duro golpe al anunciarse que no había garantías para desarrollar el Gran Premio de la Argentina.
El gobierno nacional recientemente asumido bajo las órdenes de Javier Milei no acompañaba el gasto participativo dentro de la organización del evento. El flamante mandatario ya había activado la motosierra y los gastos de Nación, que según aquí en la provincia sostenían que sólo eran de logística, no se ejecutaban.
Finalmente, el 31 de enero de 2024 se anunciaba la cancelación de la fecha de la Argentina. Dorna, la empresa a cargo de MotoGP, decidió no reemplazarla y achicaba de 21 a 20 el calendario, aunque luego se cayó también Kazajistán.
“Debido a las circunstancias en Argentina, el promotor del evento ha comunicado que actualmente no puede garantizar los servicios necesarios para que el Gran Premio se celebre en 2024 con los estándares de MotoGP”, rezaba el comunicado oficial.
La competencia de MotoGP quedó sola en su anulación, ya que en marzo el Mundial de Motocross se celebró en Villa La Angostura y el Mundial de Rally Raid W2RC también se realizó en Córdoba, San Juan y La Rioja.
La última visita de la categoría había sido en 2023, cuando se impuso el italiano Marco Bezzecchi, que logró su primer triunfo en la categoría reina y lo festejó con una camiseta de la Selección Argentina firmada por Leo Messi.
La situación también era distinta en aquel entonces. La paridad cambiaria mostraba un aluvión de extranjeros que gozaban de los bajos costos en el país, cuando los uruguayos gastaban un cuarto de lo que les salía el combustible en su país de origen. O algunos brasileños se burlaban y rompían billetes argentinos en clara alusión a su baja denominación.
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