Padres políticos, hijos artistas. Demasiados ejemplos para que sólo sea una casualidad. Desde Florencia Kirchner y Agustina Macri, las hijas cineastas de Cristina y Mauricio, hasta Tani Fernández, el hijo cosplayer de Alberto. Y el fenómeno no está atado a la actualidad: Cora Reutemann, la hija del ex gobernador de Santa Fe, se dedicó a la fotografía a pesar de haber estudiado ciencias políticas. El arte como espacio de fuga de la realidad.
«En algunos casos, la decisión de los hijos tiene que ver con el prestigio y lucimiento personal”, analiza para NOTICIAS el psicólogo social Joaquín Pichon-Rivière. Y agrega: “Hay un intento de los hijos por igualar, competir o separarse de la sombra del padre”. Despegar su apellido del de su progenitor para conseguir una vida autónoma.
Al margen.
En plena temporada de verano en Punta del Este, Tomás Redrado, el hijo de Martín, inauguró una galería de arte en Uruguay. El joven galerista empieza a consolidarse como uno de los protagonistas del arte latinoamericano, un proyecto que comenzó a desarrollar en pandemia en Miami.
De esa manera, el hijo del ex presidente del Banco Central se sumó a una camada de jóvenes, hijos de políticos, que se alejan de los pasos de sus padres para dedicarse al arte, en sus más variadas expresiones. Los más conocidos son los casos ya mencionados de Agustina Macri y Florencia Kirchner. Ambas prefieren no dar entrevistas ni hablar de la carrera de sus progenitores. Podrían ser más famosas de lo que son, pero eligen cultivar un bajo perfil. “Si se abrieran a los medios recibirían decenas de consultas periodísticas y rechazan eso. Quieren despegar su nombre del de su padre y lo artístico se los permite”, sostiene Pichon-Rivière.
Florencia fue asistente de producción en un documental sobre su padre y una de las guionistas de “El camino de Santiago”, un trabajo sobre Santiago Maldonado que fue premiado en el Festival de Cine de La Habana, Cuba. Tras abandonar sus estudios en la New York Film Academy, en 2011 grabó el cortometraje “Entre Escenas” que escribió, produjo y dirigió. En su cuenta de Instagram publica, además, poesías que escribe, algunas con mensajes encriptados que tienen guiños hacia la realidad que atraviesa. Su vuelo artístico está constantemente atravesado por la situación política y judicial de su familia.
Quien logró abstraerse aún más de esa cuestión fue Agustina, la hija de Mauricio Macri. La cineasta dirigió una película que llegó a Netflix en 2024: “Miss Carbón” es el título de un trabajo basado en “La reina del carbón”, libro de la dramaturga Erika Halvorsen. Agustina colgó su título de socióloga para dedicarse al arte: además de hacer cine, es fotógrafa. Trabajó con Oliver Stone y fue premiada por su largometraje de ficción “Soledad”.
Por su exposición en redes sociales, el hijo de Alberto Fernández tuvo momentos de mayor exposición pública. Tani -o Dizzy- es artista drag y muestra parte de su trabajo en Instagram. A pesar de que intenta mantenerse al margen de la carrera política de su papá y de sus escándalos judiciales, decidió publicar una carta cuando estallaron las denuncias por violencia de Fabiola Yáñez y tomó distancia de Alberto.
Música.
El más famoso de los “hijos de” es Benjamín Amadeo. El hijo de Eduardo, ex diputado y ex embajador, hizo carrera propia desde muy chico. Debutó en tele a los 18 años, fue parte de exitosas novelas y participó del staff de Cris Morena. Luego se abrió a la música y al streaming. Como parámetro de su nivel de conocimiento, Benjamín es el único que tiene más seguidores en redes que su papá. La hija del ex ministro de Agricultura Julián Domínguez también eligió la música. Florencia asegura que, desde muy chica, imaginaba que lo suyo iba a ser el canto. A sus 20 sacó su primer disco y comenzó a meterse en el mundo del folclore. Tal como los demás, la joven oriunda de Chascomús también debía explicar que se hacía su camino sola: “Sé que es inevitable que me relacionen con él, pero mi carrera de cantante la hago sin la ayuda de mi papá”, aseguraba en las entrevistas que daba.
El alto perfil de sus progenitores y el barro de la política los llevó a buscar un horizonte distinto. Crecieron viendo a sus padres discutir en los medios, enfrentarse a críticas furiosas, a insultos e, incluso, a situaciones judiciales. Y escapan de esa situación. El cine, la poesía o la música les permite alejarse del conflicto permanente y expresarse a través de la creatividad.
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