Siegmund Ginzberg, en exclusiva: «Hay muchas similitudes entre el 1933 de Hitler y el 2025 de Trump»Por Patricia Kolesnicov
El libro va describiendo un gobierno. Dice que sus miembros eran “despiadados con los seres humanos, compasivos con los animales”. Que apenas subieron promulgaron una “Ley contra la crueldad hacia los animales”. Que su líder “tuvo numerosos perros por los que sentía un enorme afecto”. Que, aunque fueron autoritarios y violentos, al principio los veían como “el símbolo del cambio, de la renovación, de la revolución”. Que “lo habían votado porque de cualquier forma ‘las cosas no podrían ir peor’”. El libro cuenta también que, después de algunos debates, el parlamento le dio los plenos poderes que ese gobierno pedía. Y que creían que sería “un fenómeno pasajero”.
Ese gobierno, claro, era el de Adolf Hitler. El libro se llama Síndrome 1933 y va reuniendo, hilvanando, distintos momentos, detalles, actitudes e ideas que surgieron alrededor del nazismo y que le evocan a momentos, detalles, actitudes e ideas del presente. Se publicó en 2018 pero alcanzó una circulación y popularidad ahora, tal vez porque las similitudes que señala se hicieron más evidentes.
“Analogías”, dice su autor, el periodista italiano Siegmund Ginzberg. Que advierte: “Con este libro nunca he pretendido sugerir que vayan a repetirse los acontecimientos”. Esto -hay semejanzas pero el futuro no está escrito- dirá en esta entrevista exclusiva con Infobae. Aunque dirá también que sí, que tiene miedo. Por el futuro, por sus hijos por sus nietos.
¿Hay algo que temer, realmente? En el libro dice que no, pero… “No se vislumbran en el horizonte ni guerras mundiales ni exterminios colectivos. Pero, francamente, también parecían inconcebibles en la Europa de los años treinta, del mismo modo que en la belle époque nada hacía presagiar la Gran Carnicería de 1914-1918″, escribe Ginzberg.
Ginzberg cuenta, también, que “el mito de Hitler se alimenta de la depravación sexual”. Aparece un caso, el de Fritz Haarmann, que atrae niños, los viola, los muerde, los mata. Se habla de una época de orgías, nudismo y frenesí y se señala un culpable: el judío. Los judíos serían los depravados, como hoy se acusa a los homosexuales o a los trans. Hitler llega “a poner orden” y volver a los viejos valores.
Síndrome 1933 señala que, desde el comienzo del gobierno, Hitler fue contra los empleados de la administración pública. Y muestra cómo, cambiando algunas palabras, los argumentos son parecidos. “El judío es un extranjero, un inmigrado. Los migrantes son delincuentes. Por tanto, los judíos son delincuentes. Todos los judíos son criminales. Este silogismo condujo al exterminio. En la actualidad, basta con sustituir «judíos» por «migrantes ilegales», o simplemente «migrantes», indeseables por definición. Los extranjeros nos detestan. Los judíos (o los musulmanes, los mexicanos, cualesquiera que nos la tengan jurada en Europa o en el resto del mundo) son extranjeros. Por tanto, nos detestan”.
Una de las primeras medidas del gobierno nazi fue cerrarles las puertas a los inmigrantes. ¿A alguien le suena parecido a algo cercano?
-¿Cómo empezó a pensar en estas analogías, qué fue lo que le hizo el click?
-Fue en 2018, cuando formaron un gobierno entre los populistas del Movimiento 5 Estrellas y los nacionalistas de la Lega. Lo que me llamó la atención fueron las palabras, los tonos, los contenidos en las redes sociales. Y eso me recordó a lo que había ocurrido en Alemania en los años 30.
-Por ejemplo, lo que decían sobre los extranjeros. Como “que se ahoguen en el mar” y cosas así. O los insultos a los rivales políticos.
¿El repudio a los extranjeros llamó la atención de Ginzberg? Ciertamente, el suyo no es un típico apellido italiano. Y no, él no nació en Italia. ¿Alemania, Austria? No: sorpresa. Siegmund Ginzberg llegó de Turquía, donde había llegado al mundo en 1948. Pero, como es obvio, “Ginzberg” tampoco suena muy turco. Se lo digo y si, hay una historia familiar, que tiene que ver con la Historia del mundo:
-Mi familia era de Europa Central, de Rumania, y mi abuelo era abogado allí. Todavía tenía la ciudadanía turca porque esas tierras, al final del río Danubio, fueron turcas en el siglo XVI. Después de la Primera Guerra Mundial tuvo que emigrar a Constantinopla, es decir a Estambul, porque, para los judíos, estaba prohibido ejercer la profesión de abogados en la nueva Rumania.
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