El balance del ATP Tour por Sudamérica: quiénes fueron los que más lo aprovecharon y por qué la Gira Dorada es clave para los argentinos
La caída de Sebastián Báez ante el serbio Laslo Djere en la final del ATP 250 de Santiago le bajó el telón a una gira sudamericana de polvo de ladrillo a la que el tenis celeste y blanco volvió a sacarle el jugo. La actuación del bonarense (a la que le faltó solo el broche de oro, porque se quedó con las ganas de defender el título) no fue la única destacada en la capital chilena, donde también llegaron a cuartos Francisco Cerúndolo, Camilo Ugo Carabelli, quienes se despidieron en semis, Tomás Etcheverry y Federico Coria. Y por primera vez en 25 años hubo cinco representantes nacionales en esa instancia de un torneo ATP fuera de Argentina.
El buen balance ya se había dado en la dos primeras citas de la gira. En Buenos Aires, el mayor de los Cerúndolo alcanzó la final, que perdió con Joao Fonseca, nueva joya de la Next Gen. Y en Río de Janeiro, Báez se coronó bicampeón y Ugo Carabelli y Francisco Comesaña jugaron las semis. Esos resultados le dieron la razón a aquellos que en las últimas semanas levantaron la voz para pedir que se vuelvan a potenciar los certámenes en la región.
En su paso por el Argentina Open, desde Diego Schwartzman hasta Alexander Zverev, número dos del mundo, fueron muy críticos con la ATP por haber devaluado la gira al quitarle una parada (el 250 de Córdoba perdió su licencia y fue reemplazado por un challenger en Rosario) y por haberle negado a fines de 2023 el ascenso a 500 al torneo porteño.
«Nadie está pidiendo dos meses del año en Sudamérica. Pero que mantengan las semanas que hay. Ya sacaron una, Córdoba, sin necesidad alguna. No le permitieron a Buenos Aires ser un 500. ¿Por qué? Hay demasiadas semanas en el año como para que la ATP priorice siempre lo económico o distintos sectores del mundo», afirmó el Peque, que se retiró tras su paso por el BALTC, resumiendo la opinión de muchos.
Báez, 34° del ranking, venía en una racha de rendimientos irregulares y pocas alegrías. Cuando saltó a la cancha para debutar en el torneo porteño, llevaba seis meses sin ganar en el circuito ATP, desde el US Open del año pasado. Sí lo había hecho en el Challenger de Rosario, la primera semana de febrero.
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